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Cómo estimular la producción de carnes rojas

21 de mayo de 2012

El mercado ha mejorado y en Chile se comienza a notar: se retienen vientres y sube el precio de los terneros. Sin embargo, hay que seguir trabajando el tema de la alimentación, especialmente de praderas.  


La carne de vacuno no ha parado de subir en los últimos meses. De acuerdo con los datos de Odepa, en 2011, en los supermercados, los principales cortes subieron entre 6 y 19%. Si bien detrás de esto está el aumento del precio internacional, producto de factores como la mayor demanda mundial por proteína, al alza de costos debido al mayor valor de los commodities -muchos de los cuales se utilizan para la alimentación animal- y de costos como la energía. Pero, a nivel interno, los problemas son distintos.



Desde hace ya algún tiempo, la masa ganadera no ha crecido como se espera. Y el tema es importante, ya que eso implica que también disminuye la posibilidad de aprovechar los nichos de mercado de exportación de alto valor a los que puede apuntar la ganadería nacional.



"El panorama mundial nos ofrece un escenario a futuro muy promisorio, ya que en la medida que los países en desarrollo incrementan su nivel de ingreso per cápita, tienden a consumir más productos de origen animal, entre ellos la leche y la carne", explica el Dr. Néstor Sepúlveda, profesor de la Universidad de La Frontera.



Ya en 2010 la producción nacional total de la carne en vara se redujo 1,9% para alcanzar una oferta de 1,32 millones de toneladas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). De éstos, apenas el 15,93% corresponde a la producción de carnes bovinas, las que suman un total de 201.294 toneladas. Pese a esto, la producción de carnes bovinas fue 0,2% más alta que el año anterior, principalmente impulsado por el aumento de demanda tras la recuperación económica que experimentó Chile superada la crisis subprime. Pese a ello, en el 2011 nuevamente se descendió y se produjeron 190.979 toneladas de carnes rojas, lo que, de acuerdo a Odepa, representa una caída de 9,4% respecto del año anterior y el menor nivel desde el año 1998.



Las causas detrás de esta caída son principalmente la escasa rentabilidad del sector por los bajos precios del ganado, lo que ha llevado a que por períodos largos los productores hayan optado por sacrificar vientres.



"Desde que aumentaron en forma exponencial las importaciones de carne bovina desde el Mercosur se inició una caída de los precios, desde 1993. Recién en 2008 repuntan, para llegar a niveles muy altos durante el 2011. Esto generó una liquidación de vientres, ya que el negocio no generaba una rentabilidad atractiva. Especialmente dramático era el caso de la crianza y, por esa razón, disminuyó el interés por continuar con la actividad, que fue reemplazada por otros rubros de mejor rentabilidad", explica el consultor Rodrigo Prado, experto en producción animal.



Eso significa que muchos criadores abandonaron sus crianzas para incorporarse a rubros más atractivos económicamente, como el sector forestal, la producción de granos e incluso la lechería.



Ahora, el sector de bovinos de carne viene ya trabajando con niveles de productividad bajos o, con muchos intermediarios, lo que agudizó la baja rentabilidad del rubro. Es decir, existe un potencial que hasta ahora no se ha expresado, a lo que se suma baja inversión en modernización.



"Hay un potencial productivo subutilizado y faltaba el estímulo económico para acelerar la incorporación de tecnologías en el ámbito de la producción de forrajes y manejo del pastoreo, en el área de la eficiencia reproductiva y mejoramiento genético y en el área de la alimentación", explica Prado.



Pero las condiciones comenzaron a cambiar y, ante la mejora de los precios, la producción de carne bovina se está volviendo más atractiva.



"Las proyecciones al 2015, de no mediar quiebres significativos de inocuidad, muestran una tendencia sólida de incremento de oferta (8%), del consumo (6%) con un nivel de precios sostenidamente alto (US$ 3.000/ton)", indica Michel Leporati, decano de la Facultad de Veterinaria de Talca, de la Universidad Santo Tomás.



¿Cómo aprovechar este escenario?



En el nuevo orden del mundo cárnico, el Cono Sur sería el principal proveedor de carnes, dice Leporati. La región -con la producción de Brasil a la cabeza- tendría un excedente exportable cercano a los dos millones de toneladas que se comercializan en el resto del mundo.



Sin embargo, en Chile existe un importante déficit de carne. El año pasado el volumen de producción nacional fue de 190.000 toneladas en relación con las 240.000 de hace pocos años. Se importa del orden de las 120.000 toneladas de carne al año; es decir, hay una enorme demanda nacional de carne que tiene que ser satisfecha por importaciones. Los países que mayoritariamente llenan este vacío son Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay.



Y es que el país tiene una industria cárnica pequeña, que, dicen los expertos, debe aprender a utilizar técnicas que lo hagan reconocible por su calidad y puntos diferenciadores que lo sitúen en la lupa del consumo cárnico.



En Chile, las claves que permitirían aprovechar este auge ganadero y afirmar a la industria por más de un ciclo positivo son diversas. Todas apuntan a la productividad, pues el costo de producir carne bovina es mucho más alto que producir otro tipo de carnes.



Para esto es esencial contar con un estímulo económico, que está siendo generado por los mejores precios y que estaría operando en forma muy efectiva, como se puede ver en la baja del faenamiento de hembras -que viene cayendo en forma muy marcada desde  2009- y  también la casi  desaparición del procesamiento de terneros lecheros.



"Los altos precios de los terneros de carne y leche ya han ejercido el estímulo económico que faltaba en el sector. Esta alza ha sido consecuencia del fuerte aumento de los precios internacionales de la carne bovina que superan los US$ 6 o US$ 7 por kilo, sumado a la gran escasez de oferta interna. Esto implica que existe un gran espacio para crecer y sustituir importaciones, sin dejar de lado las exportaciones a aquellos mercados externos que ofrezcan oportunidades atractivas de negocios, que en tiempos de precios deprimidos pueden ser de gran utilidad para la industria y los ganaderos. Esto implica que está operando la retención de vientres o futuras madres que es condición indispensable para aumentar la producción", dice Prado.



Eso está dejando como resultado un mayor nivel de producción para este año y el próximo.



Sin embargo, mientras por estos días los crianceros están en una mejor situación, quienes engordan los animales todavía están muy apretados, ya que deben comprar la reposición de animales a precios más altos, por lo que deben trabajar muy bien para que su negocio resulte rentable. Aquí se vuelve entonces clave cómo se trabajen temas como la alimentación.



Dentro de este camino a mejorar la producción, un tema fundamental es el del costo de los insumos, especialmente la alimentación o suplementación, los que en los últimos tiempos han venido al alza por la escalada de precio de los commodities.



Según Adrián Catrileo, ingeniero agrónomo y Ph.D. especialista en bovinos de carne de Inia Carillanca, en general "la pradera es el recurso más económico para la alimentación rumiante".



Esto porque en la actualidad, el costo de un kilo de materia seca de pradera se acerca a los $15 o $17 aproximadamente, mientras que el forraje conservado puede llegar a los $80/kg. y un concentrado comercial a $160/kg.



Prado coincide en que lo que hay que hacer es utilizar en forma eficiente las praderas, ya que ofrecen un mayor potencial de rentabilidad que la engorda en confinamiento. "La engorda a corral debe restringirse a períodos cortos por su alto costo. Quienes han diseñado un sistema de producción que permite producir ganado gordo en base a praderas o recursos forrajeros de bajo costo, tienen dado un gran paso", señala.



Claro que para que la pradera sea todo lo efectiva que se requiere es fundamental invertir en eficiencia productiva, con manejos del pastoreo, la conservación de forrajes y los pilares fundamentales de la producción animal: nutrición, genética, reproducción, sanidad y manejo animal.



"Si una hectárea de tierra sin ningún manejo resiste el pastoreo de media vaca con 70% de parición y con un peso al destete de 180 kilos, la producción por hectárea es de 63 kg. Por el contrario, una hectárea bien manejada puede resistir dos vacas con una fertilidad de 85% y un peso al destete de 250 kilos. Esto implica una producción por hectárea de 425 kg. Ese es el desafío para muchos ganaderos que trabajaban sin el estimulo económico que hoy está presente y que mueve al sector a incorporar tecnología, recursos, manejo y gestión", enfatiza Prado.



Asimismo, hay que considerar que la carne de bovino es la de más alto costo y compite cada vez más con carnes como la de ave y cerdo. Por ello todo aquello que vuelva la crianza más eficiente es una forma de complementar lo que se consiga por el lado de la eficiencia alimenticia. Aquí se trata de trabajar temas como la evaluación de la condición corporal de los animales, para determinar en qué condiciones está para enfrentar situaciones complicadas, como la sequía que se ha vivido en el último tiempo en el país. También es importante tomar determinaciones como, por ejemplo, destetar temprano a los terneros, para así dar tiempo a que las vacas recuperen peso y puedan volver a preñarse rápido; y vender a las que ya no son productivas.



Otro aspecto que puede sumar puntos a la hora de hacer más rentable el negocio es faenar animales jóvenes.



"Mientras más viejo se faena el animal, menos tierna será su carne", dice el experto de INIA. Por eso, recomienda que la edad de faena sea aproximadamente a los 24 meses de edad, nunca después. Esto, según Catrileo, permite alcanzar una tasa de extracción de 25% a 28%, pues en países donde la faena es a una edad más tardía (sobre 24 meses), su tasa de extracción es menor.



La conclusión es clara, entonces. Como señala Prado, para que una empresa ganadera presente mejores resultados económicos "es fundamental mejorar la productividad, de modo de reducir los costos unitarios de producción. Hay que buscar la ecuación apropiada para cada sistema de producción de acuerdo a sus recursos forrajeros, climáticos y humanos".



Cuánto cuesta producir

Los costos son cada día más variables, sin embargo, Odepa hizo un cálculo del promedio de los costos en la IX Región, una de las de mayor producción ganadera.







Costos directos:

Mano de obra:  $33,44/kg.

Compra de animales:  $192,28/kg.

Comisión feria (3%):  $4,18/kg.

Mantención de la pradera:  $83,60/kg.

Ensilaje:  $25,08/kg.

Concentrado:  $20,90/kg.

Ración-silo:  $4,18/kg.

Sanidad:  $8,36/kg.

Asesoría veterinario:  $4,18/kg.

Fletes:  $2,09/kg.

Costos indirectos: $85,69/kg.

Total:  $463,98/kg.

Fuente: Odepa:



Qué pasa con el mercado interno

"El mercado interno actualmente ofrece precios que estimulan al sector y no cabe duda que se iniciará un aumento gradual de la producción de carne, que irá sustituyendo importaciones. Se han hecho cuantiosas inversiones en plantas faenadoras que están autorizadas para los más exigentes mercados. Llegará el momento en que el mercado externo recupere su rentabilidad y podría transformarse en una alternativa que permita comercializar una mayor proporción de lo que actualmente se transa, que sólo supera las 4.000 toneladas, que es muy menor en relación a la producción total de 190.000 toneladas", explica Prado.

Fuente. Revista del Campo-El Mercurio

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