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Las tareas que nos trae el nuevo clima

1 de noviembre de 2010

El cambio climático está entre nosotros. Y los agricultores tienen el deber de adaptarse a las condiciones meteorológicas que seguirán mutando en los próximos decenios, en escenarios que son el foco de estudio de los expertos.
Esta fue una de las conclusiones que se sacaron luego del seminario denominado “Cambio climático: efectos en la agricultura de La Araucanía”, que realizó la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura, en conjunto con la Unidad de Emergencias Agrícolas de la cartera.
Allí, cinco expertos dialogaron con un auditorio repleto en el Hotel Dreams de Temuco, sobre los impactos, las proyecciones y las tareas por hacer en torno a una realidad que amenaza con cambiar el paisaje agrícola de buena parte del mundo, incluyendo a Chile.


Fernando Santibáñez es uno de los investigadores que más sabe del tema en Chile. Es el creador y director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Chile y dicta charlas en todo el país y el extranjero sobre el impacto del cambio climático.
A su juicio, es necesario separar el tema en dos. Por una parte está el evidente y estudiado impacto del calentamiento global sobre el planeta y el efecto en los distintos sectores productivos. Claro, a su modo de ver, la Tierra efectivamente ha pasado por otros ciclos cálidos en el pasado, pero hoy las condiciones son muy distintas. “Un planeta con 6.500 millones de habitantes no es el mismo que donde vivían los dinosaurios”, sostiene.
Y desde su perspectiva el análisis es claro hoy cuando la temperatura promedio del planeta está en torno a los 14 grados. “Estamos a dos grados de traspasar una línea de estabilización, tras lo cual el clima se tornaría mucho más impredecible e inestable”, advierte.
Pese a eso, considera que Chile tiene mucho partido que sacarle al cambio climático. “El calentamiento en nuestro país será mucho más atenuado que en otras latitudes, por la cercanía con el océano que se convierte en una especie de sistema de aire acondicionado natural. La región agrícola más defendida del mundo será la chilena”, agrega optimista, pero no por ello confiado.
De allí que incluso proyecte un efecto secundario: la presión por tierras y un eventual aumento en sus costos. “No descarto que exista mucho interés por adquirir predios en Chile de parte de capitales extranjeros, vislumbrando la proyección climática a la que se ve enfrentada el país”, advierte.
Con todo, señala que Chile es uno de los países del mundo que mejor ha abordado el tema, con una serie de medidas y estudios predictivos que dan cuenta de las necesidades y requerimientos del agro de cara al mañana.
En ese plano, dijo que diferentes instancias están trabajando en la elaboración de un portafolio de acciones a realizar para enfrentar de una manera oportuna el cambio climático. “Esto lo estamos haciendo en conjunto con los ministerios de Agricultura y del Medioambiente y debería estar listo pronto. Este documento incluye tanto políticas públicas a desarrollar, como las que deben realizar los privados. Lo interesante es que se está trabajando para identificar las tecnologías para poder controlar cada uno de los efectos esperados -ver nota lateral-”, adelanta.

Políticas
Pero como el cambio climático representa oportunidades, el ingeniero forestal y experto de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Aquiles Neuenschwander, sostiene que lo principal pasa por la adecuación a la nueva realidad. “La adaptación tiene que ver con tener en cuenta cuáles son las condiciones que van a existir y cuáles son las variedades que serán más o menos resistentes a esas condiciones, como la menor pluviometría, mayores sequías, falta de agua para riego, estrés térmico y vientos, por ejemplo. Para ello habrá que realizar inversiones para un mejor aprovechamiento del agua o tecnologías que permitan proteger a los cultivos o las frutas de la alta insolación”, advierte.
En tal sentido, el especialista indica que los estudios muestran que el alza de las temperaturas mejorará las condiciones de cuaja y floración y la calidad de los frutos subtropicales (como los cítricos), pero impactará en la aparición de nuevas plagas y enfermedades en los cultivos.
En tanto, la caída de las lluvias generaría una ampliación de los periodos de siembra, pero a su vez una menor disponibilidad de agua de riego y menores rendimientos en secano. Es decir, hay pro y contras en distintos sectores que deben ser identificados.
“Hay que tener claro que el cambio climático está ocurriendo. Ese cambio va a repercutir en el sector silvoagropecuario de Chile. Es probable que haya desplazamiento de cultivos. Y una medida necesaria es prever qué puede ocurrir y tomar acciones que permitan adaptarse, ya sea con medidas a nivel predial o gubernamental, como riego, uso del agua o investigación de variedades que nos lleven a más resistencia”, señala el experto.
Y agrega que es clave que se analice la posibilidad de aplicar medidas de política agraria para facilitar el desplazamiento de financiamiento; establecer seguros ante eventos catastróficos; y dirigir con mayor claridad las inversiones en riego y formas de regadío.

EN LA ZONA
Pese a todo, los análisis que la zona sur de Chile tiene más que ganar que perder en cuanto al clima y su impacto en la agricultura. Sin embargo, el seremi de Agricultura de La Araucanía, René Araneda, considera que esta eventual realidad impone la tarea de estar preparados. “Ya hay en el ministerio acciones para hacer frente a estos cambios. Por ello el objetivo es que los productores tomen conciencia en qué tienen que hacer para usar bien el agua, mantener en buen estado la infraestructura de riego, tener variedades que nos permitan adaptarnos al cambio climático y las prácticas de manejo que también se relacionan con las emisiones de carbono en la producción”, acota.
Araneda agrega que pensando en la menor pluviometría proyectada, en la zona están empeñados en darle un mejor uso al agua disponible.
“En el plan Araucanía incluimos el desafío de aprovechar el agua que en invierno escurre al mar. En tal sentido, tenemos planificados construir dos embalses en la región y aumentar la construcción de pozos para buscar agua limpia. Esto implica un desafío para poder incluir a la pequeña agricultura en este tema, pues es un segmento que quizás tiene más problemas para adaptarse, por una cuestión de costos. De allí la importancia de la alta convocatoria que este tipo de actividades tiene”, sentencia.

Cinc0 efectos esperados

Según Fernando Santibáñez, existen al menos cinco efectos problemáticos del cambio climático en Chile, que deben considerarse en los análisis y las políticas públicas para el sector silvoagropecuario.
1.- Los problemas relacionados con la disponibilidad y escasez de agua para el uso en agricultura, lo que obliga a aprovechar de mejor manera este vital elemento.
2.- El riesgo biológico que implica una mayor cantidad de plagas y enfermedades e incluso la reaparición de algunas que ya parecían erradicadas.
3.-El estrés térmico –por el exceso de calor- que impactará en el rendimiento y la productividad agropecuaria –entre 15 y 20% estimado-. Por encima de los 30 grados las plantas ya no producen, por lo que a más horas de altas temperaturas, menor crecimiento y con ello rendimientos.
4.- Riesgos climáticos relacionados con episodios de sequías, incendios forestales, etcétera.
5.- Estacionalidad, que implica el cambio en la fecha de siembras en algunos cultivos –según sea en área de riego o secano- pudiendo en algunos casos implementarse un doble cultivo (trigo-poroto, por ejemplo) en una misma temporada.

Lo que se proyecta en el sur

Los análisis realizados en Chile, señalan que junto con el aumento de la temperatura promedio, se prevé la atenuación del régimen de heladas, lo que permitiría adelantar en varios meses la fecha de siembra de los cultivos de
verano, permitiendo aprovechar parcialmente las precipitaciones invernales.
Así, los frutales podrían extender su área de cultivo hacia las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Y las especies subtropicales podrían mejorar sensiblemente su potencial productivo en casi todas las regiones.
El bosque plantado de pino ampliaría su zona de producción hacia la Región de Los Lagos, mientras que por el contrario, en la zona central hasta la Región del
Maule, el potencial productivo de la especie podría deteriorarse.
En varios casos, los nuevos escenarios climáticos desplazarán los periodos de siembra, debido
a que el incremento de las temperaturas invernales permitirá adelantar las siembras de los
cultivos de verano, situación que podrá ser aprovechada sólo en la medida de que la humedad
del suelo a salidas de invierno lo permita.
Este estudio fue realizado en base al “Análisis de vulnerabilidad del sector silvoagropecuario, recursos hídricos y edáficos de Chile frente a escenarios de cambio climático”, elaborado por el Centro de Agricultura y Medio Ambiente (Agrimed) de la Universidad de Chile, en 2008.

Otros expositores

Antonio Yaksic, encargado de la Comisión Nacional de Emergencias Agrícolas del Ministerio de Agricultura, señaló que los agricultores deben asumir que la agricultura es un negocio que está expuesto a los riesgos agroclimáticos y que se debe trabajar para reducir el impacto que éstos provocan en la producción. En ese sentido, dijo que hay que pasar de la gestión de la crisis a la gestión del riesgo, lo que obliga a tomar una conducta más preventiva.
En tanto, Edmundo Araya, director General de la Fundación para el Desarrollo Frutícola, expuso sobre la importancia de la información agrometeorológica.
Asimismo, la profesional de la Dirección Meteorológica a de Chile, dio cuenta de la presencia del fenómeno de La Niña que se mantendrá por lo menos hasta otoño de 2011 en el sur de Chile, con temperaturas máximas sobre lo normal y mínimas por debajo de la media en primavera.
En tal sentido, proyecta que el mes más seco será noviembre, justo cuando el fenómeno de La Niña llegará a su cúspide e inicia su línea decreciente.

 

Fuente: Revista del Campo Sureño.

 

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