Los ganaderos que apuestan por la genética de exportación
9 de abril de 2012
Más lento de lo proyectado, la venta de carne bovina al exterior ha comenzado a dar pasos hacia un mejor futuro. Al año se exportan entre 4 y 5 mil toneladas, cifras que están lejos de las grandes potencias carniceras de la región, como Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina.
Hoy por hoy, los altos precios de la carne han incentivado a los productores a recuperar el terreno perdido en cuanto a masa ganadera. Y se proyecta que la retención de vientres que se ha apreciado las últimas dos temporadas podría tener un impacto positivo en términos de faena y oferta exportable en el mediano plazo.
Con todo, los análisis de los especialistas hablan de aprovechar las ventajas que le otorgan competitividad al rubro en el país. Esto, principalmente, se asocia con la sanidad de los rebaños y con la calidad de las pasturas que son la base de la alimentación del ganado en el sur de Chile.
Pero a ello se suma otro factor, según el criador Fernando Carmine: la “genética de lujo” con la que cuenta el país, gracias al esfuerzo desarrollado durante décadas por un grupo de ganaderos de diversas razas tanto carniceras como doble propósito y eminentemente lecheras.
A su juicio, es hora de dar el salto y poder comenzar a exportar la genética bovina nacional, que tiene respaldo científico y productivo comprobado.
Carmine preside la Asociación de Criadores Bovinos de Chile, entidad que fue lanzada de manera oficial hace un par de semanas en Loncoche con un invitado especial: el ministro de Agricultura Luis Mayol.
El secretario de Estado destacó, en la oportunidad, el trabajo de las personas que han estado por tantos años realizando esfuerzos para el mejoramiento genético en el sector ganadero.
“Creo que esto es algo indispensable en un país como el nuestro que está convirtiéndose en una potencia agroalimentaria. Nosotros estamos siendo pioneros en el mundo en lo que es la agricultura de calidad, una agricultura premium”, señala.
Desde su óptica, en Chile están las condiciones dadas. “Existe un Servicio Agrícola y Ganadero de calidad y reconocido en el mundo entero. Y somos el único país de Latinoamérica libre de fiebre aftosa sin vacunación desde 1981. Eso no lo tienen otros competidores. Además tenemos 58 países que hoy son receptores de nuestros productos agrícolas. Esas oportunidades tenemos que aprovecharlas, para obtener un valor agregado. Y esto que están haciendo los criadores va en esa dirección”, remarca.
Todos estos elementos, según Mayol, hacen que la desventaja de tener una masa ganadera de unos 3,2 millones de cabezas, en comparación con vecinos como Brasil con 200 millones o lo 45 millones en Argentina, se iguale al poder llegar a todos los mercados que Chile decida apostar.
“En ese sentido, por ejemplo, hace poco dimos un paso importante en Corea del Sur. De hecho yo creo que antes de fin de año vamos a estar con ese mercado abierto. Y me atrevería a decir que lo mismo pasará en China. Imagínese los mercados que tenemos. Además, vamos a tener que aumentar la cuota Europa que es algo muy importante”, explica el jefe del Minagri.
Fernando Carmine agrega que el factor calidad es uno de los elementos que se deben potenciar. “Chile hoy en día es muy importante en el concierto internacional no por sus volúmenes de producción, sino por la calidad de sus productos. Por ello esta asociación gremial está abierta para todos. Es de nuestro mayor interés poder incrementar nuestro patrimonio genético y seguir mejorando porque queremos ser los mejores. Nuestros parámetros productivos ya son buenos, pero tenemos mucho por mejorar”, asegura.
genética premium
La Asociación de Criadores Bovinos ha contado desde su formación con el apoyo del Centro de Inseminación Artificial y el Centro Nacional de Capacitación y Entrenamiento en Reproducción y Manejo Animal (CIA-Cenerema).
Jorge Oltra, director ejecutivo de la entidad con base en Valdivia, cree que está todo dado para que Chile pueda convertirse en un gran exportador de material genético.
“Siempre hemos dicho que acá en Chile hay muy buena genética. Pero a la fecha había sido difícil juntar a los criadores nacionales en un pensamiento común y unificado, horizontal y sin distinción de razas. Ahora hemos logrado que se asuma que la genética nacional es clave en su desarrollo interno, pero además tiene perspectivas de salir al exterior y exportar”, dice el investigador.
Según el académico, no hay ninguna limitante para que esto suceda. “Sólo falta decidirse y salir a vender la genética bovina nacional. Tenemos los respaldos sanitarios, lo que es muy importante porque es un tema país. Entonces no tenemos ningún problema para el paso siguiente”, advierte.
El criador Marcelo Loebel, connotado jurado internacional de ganado y quien además es parte de la asociación, plantea que las proyecciones que tienen son amplias. E incluye la exportación de genética como un objetivo primordial.
“En Chile tenemos mejor genética bovina que Europa o Estados Unidos. Por ejemplo, en Estados Unidos las razas doble propósito no existen. Nuestra idea es poder exportar a los países sudamericanos. Ya se ha hecho a Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú. Esa es nuestra idea como asociación. Por eso nos juntamos toda las razas sin distinción: desde overo colorado hasta angus, pasando por hereford y hasta jersey”, dice.
Loebel remarca que a través de la asociación, buscan capacitar y traer gente para que ayude en el objetivo de seguir mejorando lo que ya existe: razas finas que se inscriben en Chile y que a esta altura son parte del patrimonio nacional.
En su caso, comanda el criadero El Laurel de la raza overo colorado. Su bisabuelo comenzó en 1920 cuando trajo animales desde Europa. Luego siguieron las siguientes generaciones: su abuelo su padre y su hermano.
“Lo que queremos, por nuestra parte, es aprovechar los más de 80 años de selección genética que llevamos y ponerlos al servicio de la ganadería nacional para que las próximas generaciones lo puedan aprovechar”, plantea.
Alejandro Astete, otro de los integrantes de la asociación, cuenta que hace 25 años está dedicado al mejoramiento genético de la raza jersey, por medio de las cruzas absorbentes. “Nos iniciamos en 1988 cruzando sobre clavel alemán y hemos avanzado hasta tener a la fecha 200 vientres de masa”, comenta.
A su juicio, la raza ha tenido un desarrollo incipiente, porque el ganadero chileno es de doble propósito. “Y esta es una raza especializada en la producción de leche, en que uno puede permitirse tener tres unidades por hectárea. En términos productivo podemos llegar a 15 mil litros por hectárea, mientras que en sólidos podemos llegar a 1.200 kilos por cada unidad territorial. Éste es el lenguaje que se usa hoy en términos de producción de leche”, acota.
Su predio está ubicado en la provincia de Osorno, específicamente en la Ruta Internacional 215 a Puyehue. Y desde allí afina su participación en la asociación, la que -cree- puede tener una gran relevancia y alto impacto. Sobre todo en cuanto a la relación con los servicios del agro y organismos dedicados al fomento productivo.
“Hace un tiempo teníamos la idea de estructurar una entidad para representarnos ante las instancias gubernamentales. Existen asociaciones de ganaderos de diferentes razas y de manera individual. Pero esto es un organismo mayor que, a nuestro modo de ver, tiene mayor fuerza. Esperamos que sea muy útil para los ganaderos chilenos”, manifiesta.
largo camino
Para Fernando Carmine, la masa ganadera, en cuanto a cantidad, no es lo más importante en materia productiva. Sí lo es, plantea, la calidad genética que permita optimizar la producción de carne en una superficie determinada con una carga menor.
A eso apunta en parte el proyecto de la asociación de criadores: que el país pueda usar los mejores ejemplares seleccionados para sacar los mejores rendimientos posibles.
Pero además pretende ser una plataforma articuladora de acciones conjuntas entre el sector público y el ámbito privado, como una parte relevante dentro de la cadena de la carne.
“Queremos que nuestro trabajo que se ha desarrollado durante muchos años sea visto como un patrimonio para nuestro país. Nosotros somos muy abiertos al mundo, pero nunca valoramos en su debida forma el trabajo que desarrollamos de manera sistemática por largo tiempo”, destaca el criador de la raza Fleckvieh-Simmental, que ha logrado una especialización absoluta en producción de carne de gran envergadura, alta velocidad de crecimiento y alta calidad de carne medida en características como marmoreo, terneza y rendimiento de la canal.
Carmine asegura que los resultados logrados en el país en diversos aspectos llenan de expectativas a la asociación en cuanto al éxito de sus acciones y la posibilidad de vender la genética. Pero además, de buscar ser un aporte al desarrollo de las economías locales.
“Hay que pensar que en Chile tenemos índices de destete de nivel mundial. Y tenemos a la mitad elaboración comiendo carne nacional. Por ello, tenemos la posibilidad de seguir aumentando participación frente a la carne importada en la cual se invierten unos 700 millones de dólares al año. Tenemos comunidades indígenas y productores que llevan el trabajo ganadero en la sangre. Porque esto no sólo hay que verlo desde el punto de vista comercial. Esto nos trae arraigo, un capital social y mejor calidad de vida para los pequeños productores”, expresa.
Fuente: Revista del Campo Sureño