Estrategias para maximizar la capacidad ganadera
15 de octubre de 2011
Aconsejan incorporar para engorde y lechería áreas destinadas a cría extensiva.
Se observan con frecuencia charlas y publicaciones en los diarios dirigidas a mitigar el efecto negativo de la alta humedad relativa y la temperatura (altas y bajas) sobre la performance del ganado bovino alimentado a corral.
A partir del último artículo publicado en el suplemento Campo de La Nacion del sábado pasado, me permito compartir las siguientes reflexiones:
•Es de destacar cómo el margen de error en el manejo de bovinos a corral se hace cada vez menor. Esto contrasta con la gran versatilidad lograda en planteos más pastoriles, con o sin terminación a corral, donde el biotipo se elige justamente por su mayor aptitud en ese ambiente. Brangus y Braford en el Norte, Angus en el Sur y Polled Hereford, en el Oeste, son claros ejemplos de ello.
•Hay muchos especialistas en estrés ambiental que explican cómo aumentar las inversiones en sombras, ventiladores para minimizar el estrés de animales hacinados a corral. Esto es conocido desde hace más de 20 años en los Free Stall de los tambos norteamericanos, así como el efecto nocivo del barro frío sobre la performance productiva.
•Pareciera que se confunde stress climatológico con las condiciones ambientales resultantes de la combinación de factores que atentan con la performance del sistema productivo: buscamos animales con altos perfiles metabólicos y los situamos en condiciones donde el hacinamiento atenta contra la posibilidad de demostrarlos, para que lo logren entonces incorporamos “nuevas técnicas” que encarecen aún más los costos operativos.
•Se presentan hasta correlaciones directas entre la altura (en realidad profundidad) del barro y las pérdidas de productividad. Esto muestra entre otras cosas, la gran fragilidad y la poca versatilidad de estos esquemas productivos para ganado bovino. En lechería esto es aún más grave, ya que atenta directamente contra la vida útil de las vacas con el consecuente incremento de los costos de reposición.
•Luego se recomienda un mayor espacio para cada uno de los animales, una mejor distribución espacial del agua, acceso a la sombra (media sombra) y hasta la incorporación de mayores proporciones de forraje voluminoso: nunca he visto una descripción que se acercara tanto, sin buscarlo claro, a lo que uno observa en esquemas racionales de pastoreo.
•Animales con altos perfiles metabólicos sufren más el estrés calórico y por ello el acceso a la sombra (si es de un montecito, mejor) atenúa los efectos negativos de la temperatura y la humedad. Sabemos que existen biotipos que vía el mejoramiento genético lograron adaptarse a situaciones de más estrés. Por ello, en la Argentina se buscó con éxito un tamaño más funcional de los animales y se incorporó una proporción adecuada de sangre cebú para diferentes situaciones agroecológicas. Así, se consiguieron muy buenas performances productivas bajo esquemas pastoriles.
•Existe un tipo de animal con una performance casi insuperable en condiciones de engorde a corral, el cerdo.
Estrategias
Estamos a tiempo de pensar estrategias de país que maximicen nuestra capacidad ganadera al incorporar tanto para engorde y como para lechería tierras que han sido hasta ahora utilizadas principalmente en esquemas de cría extensiva.
La incorporación de especies megatérmicas (sorgos forrajeros, arachis pintoi o maní forrajero, caña de azúcar, pasto elefante enano, etcétera) para el armado de nuevas cadenas forrajeras de alta productividad, es una estrategia que requiere una menor inversión, mucho menores costos operativos y con mucha mayor sustentabilidad que los sistemas de feedlot.
Esto no significa que el engorde a corral no sea una alternativa válida para producir carne vacuna. Existen seguramente nichos donde se dan todas las condiciones para que sea un excelente negocio y deben ser aprovechados.
Lo preocupante es que se presente al engorde a corral como la “estrategia país” para producir carne vacuna de calidad.
En el corral, el ganado se comporta como monogástrico. Así, prácticamente se desechan los otros tres estómagos del animal. La pregunta es cómo esto puede resultar en una mayor eficiencia. Además, es evidente que la carne obtenida, si bien es más homogénea, es bastante más parecida a la de cerdo.
Si usamos vacas para obtener de forma menos eficiente carne parecida a la del cerdo, mejor encerremos cerdos y volvamos como país a sustentar nuestra ganadería vacuna en sistemas más pastoriles. Sin duda, ello resultará en el reposicionamiento de nuestras carnes en el mercado global “siempre” reconocidas por su calidad, pero hoy “recordadas” por su sabor.
El norte argentino es el reservorio estratégico para el futuro desarrollo de nuestra ganadería vacuna.
Miguel Santiago Campos
El autor es ingeniero agrónomo, Ph.D
Fuente: www.Agromeat.com
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