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¿Tiene futuro la carne sintética?

25 de julio de 2011

Todas las proyecciones indican que la carne bovina camina por un sendero donde cada vez será más cara y exclusiva.
De acuerdo a datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2050 va a haber 9 mil millones de habitantes -3 mil millones más que en la actualidad-.
Y para alimentar a esta cantidad de gente habría que duplicar la producción total de carne en el mundo. Ante ese escenario, no hay proyección productiva que aguante, por lo que se vislumbran importantes aumentos en sus precios.


Las alternativas, hasta ahora están en los laboratorios. Pero en pañales. Lo que se busca es poder cultivar carne a partir de células de tejido vivo: es decir, producir “in vitro”.
“Aún tenemos mucho por hacer. Hemos logrado grandes mejoras, pero sigue pareciendo un músculo distrófico porque no sabemos cómo reforzarlo”, admite el catedrático Mark Post, fisiólogo de la Universidad de Maastricht, en Holanda, quien está trabajando en el desarrollo de productos de este tipo, según señala un artículo de la BBC de Londres.
Ya hay algunos avances concretos y ejemplos a tomar en cuenta. En 2002, un proyecto de la Nasa generó un músculo comestible en un laboratorio, a partir de experimentos con peces de colores. La búsqueda apuntaba a producir alimentos que podrían ser usados en misiones espaciales de larga duración.
A juicio del doctor Vladimir Mironov, se trata de un tema que a priori genera rechazo, pero principalmente por desconocimiento.
“Cuando uno usa la palabra ‘ingeniería’, la gente piensa automáticamente que uno está trabajando con ingeniería genética, lo cual no es cierto. Se trata de tecnología orgánica”, explica Mironov, quien agrega que ya comemos muchos alimentos sintéticos, como el pan y el yogurt.
A diferencia de los alimentos modificados genéticamente, el ADN de la carne cultivada quedaría intacto y no tendría inestabilidades genéticas que afectan a los animales clonados.
En concreto, la tecnología que se desarrolla imita a la naturaleza. De hecho, replica el proceso normal de desarrollo de la carne, pero sin incluir el cuerpo del animal.
Según explican los especialistas, la “carne sintética” se cultiva aislando las células madre de un animal vivo y estimulándolas para que se dividan y se transformen en músculo.
Las investigaciones de Mironov tuvieron lugar en la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Charleston, Estados Unidos, y él llama a su carne “Charlem”, una abreviación en inglés de “carne de Charleston creada por ingeniería (orgánica)”.

problemas por resolver
Según los expertos, el problema no sólo es aprender a producir este tipo de carne. Un tema mayor, es poder hacerlo en cantidades industriales para llegar al mercado.
Claro, hoy los ensayos se realizan en laboratorio adecuados para experimentos a pequeña escala, pero para la producción masiva serán necesarias grandes cubas y la carne tendrá que crecer bajo condiciones estériles, con el fin de prevenir la contaminación de bacterias y las enfermedades, dice el artículo de la BBC.
“Si uno quiere lograr una producción industrial, deberá tener escalabilidad”, advierte Mironov, quien reconoce que todavía quedan muchos desafíos técnicos por vencer antes de que la carne cultivada esté lista para su producción masiva.
Además, se cuentan otros detalles que la hacen inviable desde el punto de vista productivo a gran escala. Uno de ellos es que el tamaño de la carne es limitado, pues específicamente se obtienen láminas de delgado espesor.
Ello, debido a que la carne de laboratorio se adoba en un medio de cultivo que contiene oxígeno y nutrientes (como aminoácidos, azúcares y minerales) lo que limita el tamaño por la difusión de estas moléculas entre el músculo y el medio de cultivo.
Otra limitante actual es el precio. Debido a lo anterior, producir un subproducto cuesta muy caro. Según los cálculos de los investigadores, la creación de una salchicha de unos 90 gramos costará US$436.000 dadas las actuales condiciones. Un poco caro para un producto tan masivo.

Mitsuyuki Ikeda, un científico japonés, anunció la creación de un producto que podría provocar una revolución gastronómica y medioambiental. Pero con un pequeño detalle: se trata de carne sintética hecha en base de heces humanas.
Ikeda, investigador del laboratorio de Okayama, señaló que la idea del producto surgió por el pedido de las autoridades de Tokio que le solicitaron que le encuentre algún uso a las millones de toneladas de aguas servidas que hay en las cloacas de la capital.
Según el experto, tras varios meses de investigaciones descubrió que las heces tienen gran cantidad de proteínas, por lo que las extrajo y las combinó con otros productos que dieron como resultado una carne sintética que lleva, además, carbohidratos, lípidos y minerales.
Para evitar reparos visuales, Ikeda le cambió el color con colorantes rojos y le añadió una textura fibrosa con el uso de soja. ¿El costo? 20 veces menos que la carne normal

Fuente. Revista del Campo Sureño

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