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La debilidad de la política agrícola de Chile

27 de junio de 2011

Jorge Neira
Economista agrario

Expongo tres casos para que cada uno forme su opinión respecto de que Chile cuenta con una débil política agrícola integral.

Caso 1: Una política agroalimentaria ineficiente.

En Chile ya se oyen voces acusando falta de políticas públicas para enfrentar el alza en precios de los alimentos. Hay temor frente la escasez de petróleo o energía eléctrica, pero ¿quién ha emitido una voz de alerta frente a la inseguridad alimentaria, en parte influenciada por el clima? Esto traerá un desabastecimiento de alimentos básicos, señala un productor de trigo.

El aumento en el precio mundial de los alimentos y su efecto en los índices de pobreza en Chile no es un tema menor. La FAO hace un llamado de atención y las autoridades chilenas deberán tomar cartas en el asunto para evitar un alza en la pobreza. La caída sistemática en los últimos 15 años de las superficies destinadas a la producción de trigo, el nulo incentivo para aumentarla y autoabastecernos es clara señal de indolencia hacia el sector.

Caso 2: El error del Banco Central, que perjudicó al sector agroexportador. Con otros economistas hemos concluido que el Banco Central de Chile es uno de los grandes responsables de la caída del tipo de cambio. Un ex director del BID en marzo pasado señaló textual que "el Banco Central no puso ningún obstáculo para que entrara todo tipo de capitales, sin sopesar el daño que le estaban haciendo a la paridad cambiaria, la cual descendió sistemáticamente al punto que tuvo que intervenir hace unos meses, cuando el tipo de cambio real estaba llegando a su límite inferior en más de 14 o 15 años. En su control permanente de la inflación, el Banco Central seguirá aumentando la tasa de interés así, se estimulará nuevamente el arribo de capitales especulativos foráneos, presionando a la baja al dólar y anulando el esfuerzo que se ha estado haciendo, mediante la intervención, para estabilizarlo en torno a los $500".

Según el presidente de Fedefruta, Antonio Walker, dos tercios de los agricultores frutícolas tienen balances en rojo. Por lo tanto, es de esperar que el Banco Central considere en sus futuras políticas el impacto en el empleo real en las regiones agrícolas y en la gran cantidad de población cuyos ingresos vienen de lo que el agro produce y exporta.

Caso 3: Financiamiento para el agro, ejemplos a imitar. En Argentina, el año 2010 se lanzó una línea crediticia de financiamiento a tasa cero para los productores de trigo a través del banco de la Nación.

Asimismo, en el vecino país, al igual que China, se están aplicando subsidios para renovar la maquinaria agrícola. En Argentina la ayuda es de US$ 30 millones y en China son casi US$ 2.750 millones adicionales como subsidios para promover la producción agrícola.

En Colombia, en tanto, existe el respaldo FAG. Cuando se solicita un crédito agropecuario, la entidad bancaria requiere garantías para respaldar las obligaciones. Si el productor no cuenta con ellas el Fondo Agropecuario de Garantías FAG respalda dichas obligaciones, dentro de un programa que incentiva la productividad y la capitalización predial.

Esto ejemplos son un desafío para Chile, pero no difíciles de imitar. La puesta en vigencia de créditos de corto y largo plazo ad hoc a los ciclos de producción y comercialización; el desarrollo de los fondos de inversión como alternativas de financiamiento, dentro de una política de financiamiento, permitirán una fuerte recuperación sectorial y productiva. Así, la oportunidad es clara para que la banca vuelva a trabajar de la mano con el sector.
Es urgente que se tomen las medidas económicas, financieras y tecnológicas necesarias para lograr que el crecimiento sea integral. Esto se vuelve cada vez más urgente.

Fuente: El Mercurio

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