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Nutrición animal: ¿granos enteros o molidos?

25 de abril de 2011

¿Grano entero o grano molido? Seguramente muchos ganaderos se han preguntado esto a la hora de analizar qué suplemento dar a los animales para terminar el proceso de engorda y crecimiento.


En efecto, en las raciones para engordar el ganado bovino de carne normalmente se usan forrajes conservados y una suplementación con granos y subproductos. El objetivo, aportar los nutrientes suficientes para una respuesta económica y productiva.
Tradicionalmente, los granos -para dichos efectos- se incluyen molidos, siendo en esta zona la avena y el lupino los tradicionalmente utilizados en la engorda de vacunos, debido a las características productivas.
La molienda permite un mejor aprovechamiento y manejo de alimentos fibrosos que pueden ser incluidos en alimentos concentrados.
Según comenta el investigador de Inia Carillanca, Adrián Catrileo, la mayoría de los procesos de molienda ha sido desarrollada para aumentar la disponibilidad del almidón y la proteína del grano. “Para la industria, la disminución del tamaño del grano al molerlo es importante porque este proceso aumenta el área de superficie de contacto, lo cual facilita la utilización del grano por las enzimas digestivas. Además, la reducción de partículas ayuda a una mejor mezcla de diferentes ingredientes en un concentrado y se mejora la eficiencia de peletización, a través de una mayor duración y menor consumo de energía de proceso”, señala Catrileo (en la foto superior).
Sin embargo, pese a los beneficios de la molienda del grano, también tiene asociadas algunas desventajas. Moliendas finas de los granos de cereales pueden provocar acidosis subclínicas y clínicas, especialmente al aumentar su proporción respecto de los forrajes conservados. Y con ello provocar la reducción de la digestión de fibra en el rumen y disminuir el consumo.
Por otro lado, está el tema de la rentabilidad. Claro, la molienda implica un costo adicional que incide directamente en el costo directo de producción.
De allí que se muchos productores se pregunten qué ventajas y desventajas implica la opción de entregar los granos enteros. Y los especialistas tienen las respuestas.
Según explica el investigador Claudio Rojas (foto inferior), desde el punto de vista animal, el proceso de masticación de granos enteros entregados en los alimentos sería mayor en los bovinos jóvenes (menores a 18 meses de edad) que consumen raciones con adecuados niveles de fibra larga, a diferencia de lo que ocurre en vacas que mastican menos, necesitando el cereal procesado. “La actividad masticatoria, de digestión y de rumia en terneras aumenta desde los 10 a los 15 meses para luego ser similar hasta los 17 meses de edad. Esto indicaría una menor utilización de los granos enteros por bovinos adultos”, señala el especialista.

En terreno
Para conocer más a fondo los efectos del consumo de granos enteros, Inia Carillanca realizó un estudio durante 2010 para evaluar la respuesta productiva y económica de la engorda invernal de vaquillas alimentadas con raciones formuladas con ensilaje y granos enteros de avena y lupino australiano.
Para estos efectos se utilizaron vaquillas vírgenes de 22 meses con pesos iniciales de 353 kilos que se mantuvieron en engorda durante 84 días consumiendo ensilaje y granos enteros de lupino y avena, versus ensilaje y los mismos granos molidos.
Para saber, la proporción de estos alimentos en la ración fue de 60% de ensilaje, 25% de avena y 15% de lupino, base materia seca.
Los resultados dan cuenta que las raciones que contenían los granos enteros permitieron consumos similares e incrementos de peso diarios de los animales muy parecidos. Al comparar, se obtiene 1,423 kilos con grano entero, versus 1,336 kilos cuando estos granos se molieron. En tanto, el rendimiento centesimal y el pH de la carne fueron similares. “Las raciones que usaron granos enteros de avena y lupino fueron de menor costo al ahorrarse el costo de molienda”, acota Catrileo.
A juicio del especialista, el estudio mostraría que no se justifica la molienda de los granos de avena y lupino australiano al incorporarlos a raciones de engorda de novillos y vaquillas, cuando son menores a 24 meses de edad.

ovinos
En ovejas, en tanto, el sistema de masticación que poseen les permite hacer un muy buen uso de los granos enteros, no justificándose la molienda de éstos.
Lo anterior fue corroborado en una experiencia realizada con pequeños productores donde se usó una mezcla de granos enteros de avena y lupino dulce (70 y 30%, respectivamente), a razón de 200 gramos por animal al día.
Esta mezcla constituye una muy buena suplementación del animal a pastoreo en momentos críticos o de mayores requerimientos, como por ejemplo en el último tercio de preñez de la oveja o en la engorda de terminación de corderos.

Fuente. Revista del Campo Sureño 

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