Expertos definen qué hacer con los residuos orgánicos
18 de abril de 2011
Para la mayoría, los residuos orgánicos no son más que desechos, basura. Para algunos, sin embargo, se trata de energía en potencia. Y aunque suene un contrasentido, limpia.
En ese escenario surge en el sur de Chile el Centro de Investigación en Residuos Orgánicos de la Universidad de La Frontera (Cidgro), que se levantará próximamente y que pretende buscar soluciones con tecnología e investigación para los problemas medioambientales y energéticos generados por los residuos orgánicos que producen las diversas empresas de la región.
Según cálculos preliminares, se trata de casi 2,7 millones de toneladas de residuos generadas por los sectores agrícolas, acuícola, forestal y sanitario que año a año van a parar a la basura.
“El constante aumento de la actividad industrial en la zona ha traído consigo la generación de grandes cantidades de desechos orgánicos”, explica la académica de la Ufro, doctora María Cristina Diez, directora del proyecto.
Y agrega que la idea es transformarlos, mediante distintas tecnologías, en alternativas innovadoras de valoración “y así contribuir al aumento de la competitividad tanto regional como a nivel país”.
En concreto, el Cidgro será financiado por InnovaChile y tiene una inversión de más de 700 millones de pesos. En el proyecto participan junto a la Ufro las empresas Eagon Lautaro S.A, Aguas Araucanía, además del Servicio Agrícola Ganadero (SAG).
alternativas
Según se establece en el proyecto, se trabajará en diferentes alternativas de gestión, reutilización, reciclado y valorización energética de los residuos. Por ejemplo, potenciar el desarrollo de biocombustibles, ecofertilizantes, compostaje, aplicaciones biotecnológicas, entre muchas otras opciones que permitirán, además, generar oportunidades de inversión a las empresas.
La seremi del Medioambiente de La Araucanía, Andrea Flies, señaló que su cartera está especialmente interesada en la minimización y reutilización de residuos. “Creemos que iniciativas como ésta apuntan a darle un valor económico, además de fomentar la creación de capital humano, investigación y desarrollo”, manifiesta.
Dentro de los participantes, se cuenta la firma maderera Eagon de Lautaro. “Nuestra empresa trabaja la manufactura de chapados y contrachapados de pino. Y desde hace unos tres años nos dimos cuenta de los grandes volúmenes de desechos que generamos y la necesidad de buscar una alternativa para aprovecharlos, porque en la región no hay nadie que los reciba o los trate de manera adecuada”, cuenta el gerente de Administración y Finanzas, Víctor Tartari.
Por ello decidieron participar de la iniciativa, para darle un mejor uso a los residuos. “Y esperamos que en el caso de nuestra empresa podamos tener una solución eficiente a fin de año”, enfatiza.
producción limpia
Para el secretario ejecutivo del Consejo de Producción Limpia, Eduardo Araneda, la puesta en marcha del Cidgro es de especial interés, ya que como entidad una de sus preocupaciones inmediatas es el tratamiento de lodos en las pisciculturas de la zona, un tema de gran interés por lo creciente de la actividad.
“La idea es agregarles un valor transformándolos en mejoradores de suelo como se hace en otros países, y no disponer de ellos en un vertedero. Pero para eso debemos trabajar en investigaciones asociadas y esperamos que este centro pueda contribuir de manera significativa en el proceso”, explica.
Lo cierto es que las proyecciones dan cuenta de grandes oportunidades a raíz de la interacción entre el sector público y privado. Ello, según los impulsores, permitirá generar oportunidades de inversión orientadas a obtener productos diferenciados, ampliando las opciones de negocios, como también insertar y formar capital humano avanzado, ampliando las posibilidades de estrechar lazos con otros centros de I+D de excelencia tanto a nivel nacional como internacional.
De esa manera, se espera contribuir al aumento de la masa crítica y productividad de la región, de la mano de nuevas actividades relacionadas con rubros ya existentes.
Fuente. Revista del Campo Sureño