Industria de carnes rojas destinó más de $ 4 mil millones para innovación en tres años
31 de enero de 2011
La necesidad de innovar para lograr mayor competitividad comenzó a tomar fuerza en la industria de carnes rojas (bovina y ovina), pues sólo sumando las iniciativas que se presentaron a InnovaChile de Corfo en los últimos tres años, el sector supera los $ 4,2 mil millones de recursos destinados al rubro.
Entre los actores de esta industria, son los del área bovina los que más avances y desarrollos necesitan, considerando que la producción y número de cabezas en el país han decaído en los últimos años, y las exportaciones no han superado el 7% de la carne producida a nivel nacional.
La industria bovina chilena abastece el 50% del mercado nacional. Y si uno quiere hacer de éste un negocio rentable, no se puede depender sólo de lo local sino que hay que exportar a mercados de alto valor, advierte Christian Arntz, presidente de la Federación de Productores de Carne (Fedecarne).
Ante tal requerimiento, los avances en génetica, nuevos tratamientos y uso de praderas, y estudios sobre las ventajas comparativas de la carne bovina nacional, son algunos de los lineamientos de investigación y desarrollo que distintas entidades, organizaciones e incluso el sector privado llevan a cabo y esperan transferir en el mediano plazo a productores bovinos.
A modo de ejemplo, sólo en el INIA Remehue, que ha destinado en tres años más de $ 1.173 millones en investigación de carnes rojas (con financiamiento de InnovaChile, FIA, Gobierno Regional, entre otros), se han desarrollado sistemas de crianza, recría y engorda con ganado lechero y de carne de alta rentabilidad, sustentabilidad económica y de bajo impacto ambiental, al igual que evaluaciones de la calidad nutricional de estos productos en base a sistemas pastoriles.
En Chile aún hay miles de ganaderos que deben mejorar sus sistemas de producción y ahí se puede impactar fuertemente con tecnologías y conocimientos ya disponibles, explica Rodrigo Morales, investigador de INIA Remehue.
Para apoyar la transferencia de estos avances, este año en Osorno funcionará un Centro de Transferencia Tecnológica y Extensión (CTE) exclusivo para la industria bovina.
Más desarrollos
Otra muestra de este empuje es la que se refleja con las cifras que entrega la Fundación para la Innovación Agraría (FIA) que desde 2005 a la fecha, ha financiado alrededor de treinta iniciativas relacionadas a la carne bovina. En total, han sido unos $ 885 millones invertidos en proyectos, giras, estudios y Programas de Desarrollo Tecnológico (PDT), entre otros.
Dentro de estas iniciativas, destaca el trabajo que estableció un modelo para el manejo del bienestar animal con estándares definidos. El manejo inadecuado del ganado de abasto ocasiona estrés en los animales, situación que genera caídas, hematomas por golpes y heridas. El resultado son cortes de carne oscuros y disminución de la vida útil del producto, entre otros problemas, explica Ignacio Briones, uno de los ejecutivos de innovación de FIA en el sector bovino.
Con esta propuesta, en la que participaron doce plantas asociadas a la Asociación Gremial de Plantas Faenadoras de Carnes de Chile (Faenacar) y la Universidad Austral, se logró apoyar las acciones de apertura y mantención de mercados externos de mayor valor, aumentó la calidad del producto para el consumidor final y se generaron estrategias de diferenciación de carnes.
En el sur del país, donde se concentra más del 60% de la producción entre las regiones de La Araucanía y Los Lagos, existen más ejemplos de desarrollos. Como en Temuco, donde privados y la U. Austral han producido ejemplares híbridos (de distintas razas) que permiten una productividad mayor por hectárea. Son genes que permiten el mejor aprovechamiento del forraje y posibilitan una redistribución de la masa muscular del animal, ganando kilos en el tren delantero (50% a 70% más de kilos por animal en promedio), destaca Tomás Erber, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago) y de la Corporación de la Carne.
Otra innovación es aquella que elaboró el médico veterinario y ganadero Mario Momberg, al introducir en la alimentación de los animales una dieta especial que permite la producción de grasas beneficiosas para la salud (funcional). Con esta alimentación, más una producción en base al pastoreo, se obtienen productos cárnicos que presentan un aumento de 300% de Omega 3, afirma Christian Arntz.
Las piedras de tope
Si bien la I+D+i comienza a aumentar en esta industria, sus propios actores aseguran que aún falta más encadenamiento para lograr mejores resultados.
Según Tomás Erber, es necesaria una orientación de parte de la industria faenadora que indique qué tipo de carne necesitan para llegar de mejor manera a los mercados y más aún, a aquellos de mayor valor.
En Chile se produce carne con una gran variedad de razas, formas y tamaño, y como la masa ganadera es tan pequeña, nunca podremos abastecer a nuestros clientes en forma correcta. Hay un trabajo por parte de la cadena completa, para homologar la oferta y poder exportarla, añade.
La nueva cuota de la Unión Europea y destinos como Estados Unidos, dicen en el sector, son las oportunidades que se deben saber aprovechar, fortaleciendo los esfuerzos para solucionar este tipo de puntos críticos que aún perduran.
Fuente. www.Agromeat.com