La carne bovina va camino a ser un producto de lujo

18 de octubre de 2010

Si hay una conclusión que sacar luego del llamado Mundial de la Carne -realizado en Buenos Aires- es que la carne vacuna va camino a ser un objeto de lujo. Y hay que producirla como tal.

La explicación está en la tasa de crecimiento demográfico. Claro, se proyecta que la población mundial crezca más de 50% hacia 2050.

“De acuerdo a datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2050 va a haber 9 mil millones de habitantes -3 mil millones más que en la actualidad-. Para alimentar a esta cantidad de gente habría que duplicar la producción total de carne“, advierte el presidente de la Oficina Permanente Internacional de la Carne (Opic), Arturo Llavallo.
El recién designado en el cargo, agrega que esto se puede alcanzar, sólo si se produce “de forma sustentable, sin afectar negativamente al medio ambiente”. De lo contrario, postula, los bruscos cambios en el clima van a conspirar en contra de la producción.

Este análisis coincide con los realizados por la Consultora Gira, dados a conocer en el marco del Congreso, que muestran que la producción y el consumo de la carne vacuna van a aumentar debido al crecimiento demográfico y también al incremento del poder adquisitivo, particularmente en el mercado asiático.

Sin embargo, la duda planteada es si la cadena en todo el mundo será capaz de absorber este esperado aumento de consumo. Y cómo lo hará.

“Los recursos necesarios para la producción de bife carne de vaca llegarán a ser tres, cuatro o cinco veces superiores a los de la carne de cerdo y pollo”, aseguraba Henning Steinfeld, coordinador principal de Ganadería, Medio Ambiente e Iniciativa de Desarrollo de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

De allí que el funcionario pronosticara que la carne de vacuno dejará de ser un “producto de masas”, porque no podrá sustentar el aumento de la población mundial, ni el crecimiento del consumo de carne, que se duplicará en los próximos 40 años.

“La carne de vacuno será lo que era el salmón hace cincuenta años”, apunta Steinfeld.

Lo cierto es que el 18º Congreso Mundial de la Opic, organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, dejó varios temas planteados que fueron recogidos por los chilenos que participaron del evento y que coinciden con el análisis general.

“Es muy difícil que la producción crezca al mismo ritmo que la demanda (…) la carne de bovino no tiene la misma posibilidad de crecer a ese ritmo, de esta manera irá aumentando su valor con el correr el tiempo”, sostiene el gerente de Feria Osorno, Harry Jürgensen, quien participó de las reuniones junto a una decena de chilenos.

El ejecutivo agrega que la visión general es que existen grandes expectativas y se coincide en que la carne va a salir en forma algo gradual del status de commodity, “para irse transformando en un producto de valor agregado, ya que su demanda está orientándose cada vez más como un producto de lujo”, afirma el ejecutivo.

chile en el mundial

Adrián Catrileo está convencido que en el futuro se debe generar un cambio en la producción bovina. “La carne vacuna se definió como un objeto de lujo y hay que producirla como tal”, plantea este ingeniero agrónomo e investigador en Producción Animal de Inia Carillanca.

Viajó al Congreso de la Carne gracias al cofinanciamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA). Y allí pudo conocer de primera fuente, la manera que el mundo está enfocándose para producir más y mejor.

“Habrá que producir más con menos. Todo ello sujeto a preocupaciones crecientes por el efecto de la producción de carne sobre el medio ambiente. Aún cuando enfermedades como la vaca loca han ido en retroceso y la fiebre aftosa se sigue controlando, la presión es sobre el área de producción y el medioambiente. Afortunadamente hay países emergentes como China y la India que presentan una buena oportunidad para los países en desarrollo”, explica.

Catrileo coincide con el director de Ganadería de la Fundación Vida Silvestre, Bryan Weech, quien considera que el gran desafío de producir más en menos espacio, se logrará sortear a través del mejoramiento de la genética, mayor eficiencia en los procesos de administración y de gestión, mayor productividad de la tierra y una mayor innovación tecnológica.

Desde esa perspectiva, el investigador nacional cree que es indispensable que se trace una senda.

-¿Qué retos impone esto para la producción chilena de carne? ¿Hay que buscar los nichos?

-Esa es la estrategia que debe buscar Chile. Y en eso se está trabajando, en resaltar las características de calidad de la carne nacional. El hecho de ser una isla sanitaria, le da muchas fortalezas. Hoy, lo que buscan los consumidores en los países desarrollados, según se vio en el congreso, son alimentos sanos, seguros, de alta calidad y que tengan un trato amigable con el medioambiente. Y Chile tiene varias fortalezas que tiene que explotar, ya sea en nichos de mercado o enfocados en consumidores con preferencias específicas.

-¿Cómo se ve a Chile en el contexto internacional, por lo que pudo apreciar en el Mundial de la Carne?

-Chile tiene una masa tan reducida -3,7 millones de cabezas-, que comparado con cualquier país del mundo no tiene prácticamente incidencia. Entonces, en todos los análisis no aparece como los países más importantes en producción y comercialización o como proveedor importante.

-Y desde el punto de vista de la investigación, ¿qué se está haciendo en la zona para darle un plus a la carne chilena?

-Estamos ejecutando un proyecto que busca mejorar el grado de infiltración de grasa en la raza clavel, que es la raza de esta región. Hoy, estamos agregándole un parámetro de calidad con lo que esperamos potenciar aún más esta realidad regional. El proyecto se desarrolla en conjunto con los productores y la industria (Frigorífico Temuco), por lo que está toda la cadena reflejada. En 2014 esperamos tener ya una selección de animales, que les permita a los criadores mantener esa selección con animales de mejor calidad.

 

Fuente: Revista del campo Sureño.