Chile y las fórmulas para el éxito en la producción de carne
22 de junio de 2015
Los modelos de cuatro empresas ganaderas demuestran que, pese a los bajos precios y al estancamiento de la masa ganadera nacional, el sector tiene potencial de desarrollo. Trabajar con razas especializadas, autoabastecerse de animales e insumos, optar por la producción natural y desarrollar productos con valor agregado son algunas de sus claves.
Los problemas que provocó la sequía a comienzos de este año en las praderas del sur y en los rendimientos de la producción de granos para la alimentación animal, además de los bajos precios que se registraron en las ferias durante el verano, han sido algo parecido a un tiro de gracia para la ganadería bovina nacional.
A eso se suma un diagnóstico crítico del sector por parte de analistas, representantes gremiales, productores y actores de la cadena de la carne, quienes reclaman la falta de una estrategia país para definir el rumbo de la industria, además de su atomización, visión de corto plazo y escasa innovación, que definen como problemas estructurales que afectan a este rubro desde hace al menos una década, en la cual la masa ganadera se ha mantenido en los mismos niveles de los últimos 25 años.
También lamentan el retiro de la norma que modificaba la tipificación de la carne, que pretendía distinguir entre las subespecies bos indicus y bos taurus, y añadir la categoría “Sin Especificar” a las de VACUNO, donde caería la mayor parte de la carne importada desde Brasil y Paraguay, lo que generó reclamos de ambos países ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), y que buscaba diferenciar las calidades.
Por otra parte, la ineficiencia del Sistema de Información Pecuaria (Sipec) del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) -que lleva el registro de la trazabilidad de los animales- también aporta un punto negativo a la industria, ya que las exportaciones se han mantenido en niveles mínimos, aun cuando es una de las vías que permitiría acceder a precios más atractivos.
Pese a esa serie de problemas y obstáculos, existen modelos exitosos de producción que intentan remar contra el mal momento que atraviesa la carne, los que apuntan principalmente a la producción de alta calidad y natural, optimización de los costos, mejoramiento genético, desarrollo de marca e integración vertical, además de tener a la innovación como eje central.
Agrícola Pozo Brujo: Autoabastecimiento
La preferencia por las razas de doble propósito ha sido una de las características de la ganadería del sur, ya que son aptas para la producción de carne y leche, lo que permite moverse al ritmo del mercado. Sin embargo, no es la única opción para participar en los dos negocios y obtener números azules, algo que bien han sabido combinar desde hace siete años en Agrícola Pozo Brujo, en Futrono, en la Región de Los Ríos.
Si bien la magnitud del brazo lechero es mayor, con una producción anual en torno a nueve millones de litros, optaron por criar a los 400 terneros que nacen al año -es común en el sector que los vendan a muy bajo precio o que los maten- y sumarlos al área ganadera, compuesta principalmente por animales de raza angus, ideales para la producción de carne.
“Cuando partimos con la crianza de terneros, en 2008, comenzamos también con los angus, y hace cuatro años decidimos dejar de comprar animales, por lo que hoy todo es producción propia. Los animales nacen en nuestros campos, engordan y se sacan terminados, con unos 500 kilos”, explica el administrador de la empresa, Julio Lezaeta.
El autoabastecimiento va más allá. En Agrícola Pozo Brujo -perteneciente a la familia Garcés Silva, dueña de la viña del mismo nombre- solo adquieren los insumos menores que se requieren para el campo, pero producen el trigo, maíz y pastos, lo que se traduce en costos más bajos -hasta hace poco traían los granos desde Los Ángeles-, en contar con la trazabilidad completa del plantel y en tener más flexibilidad para evitar vender en las épocas de precios bajos.
Han sido pioneros en sembrar maíz de grano húmedo en la zona, para alimentación animal, lo que está siendo replicado por otros productores. “Tener abastecimiento propio nos permitirá certificar todo. Ya lo hicimos con la lechería y pretendemos hacerlo con el campo donde tenemos la engorda”, detalla Lezaeta, y resalta que los novillos que han vendido este año se han destinado a la exportación, ya que son uno de los 132 predios aprobados por el SAG para enviar a Europa.
Para ir contra el ciclo de precios, concentran la mayor parte de las ventas entre junio y octubre, cuando la oferta baja. Encierran a los novillos que saldrán al mercado en un patio de alimentación, para darles silos y granos, con lo que suben hasta dos kilos diarios. “Es bastante más caro, pero es conveniente por el retorno en los precios”, comenta Julio Lezaeta.
Innovación y marca propiaChile Beef:
Si fueran analistas de riesgo de un banco, el Grupo Briones Saval probablemente no habría entrado al negocio ganadero hace trece años, no solo porque los retornos recién pueden comenzar a verse a los tres años, sino que por los estrechos márgenes que genera y los problemas que arrastra desde hace años.
Pero la decisión pasó por otra meta: producir carne de alta calidad durante los 365 días del año y mantenerla homogénea. Es algo que definen como la principal premisa de la compañía y que en los últimos cuatro años les ha reportado aumentos de 40% anual en las ventas, las que realizan solo en el mercado nacional, llegando a comercializar más de tres millones de kilos de carne al vacío en 2014.
Fueron los primeros en desarrollar una carne con marca en el país, Chile Beef, y aunque admiten que aún no alcanzan la rentabilidad que esperan de la empresa, la innovación ha sido clave en avanzar para buscarla.
Han traído a expertos internacionales para estandarizar la calidad de la carne con los mismos parámetros de Estados Unidos, tienen una oferta de 45 cortes distintos y constantemente trabajan en mejorar el packaging y crear nuevos productos -como la línea “ready to cook” que tienen desde hace dos años y los fiambres de vacuno que lanzarán próximamente-, pero no se conforman con eso y quieren seguir buscando soluciones, con la idea de generar valor agregado en los cortes que no son premium.
“Innovar es la única solución, porque la empresa no tiene la rentabilidad que esperamos y la única forma de obtenerla es vendiendo con valor agregado al menos el 80% del animal”, explica el director ejecutivo del Grupo Briones Saval, Gonzalo Briones.
El foco de la compañía es la engorda. Compran novillos de 400 kilos y les dan una dieta muy alta en maíz durante 180 días, en feedlots, lo que les permite romper la estacionalidad de los sistemas de pasto, y tener una producción constante todos los meses. Eso lo realizan con 4.200 animales al año y los pretenden duplicar en cinco años.
El modelo es poco común en Chile y su visión de futuro para el sector también. Mientras la mayor parte de la industria plantea que las exportaciones son el camino, Briones cree que la única vía es innovar y salirse de los esquemas tradicionales, a través del desarrollo de nuevos productos, ya que el país no tiene ventajas competitivas para salir al exterior.
“El pasto verde del sur no está disponible todo el año y, con eso, no existimos afuera. Cualquier persona que quiera producir un alimento, tener un nicho de mercado en el mundo y que ese nicho sea reconocido, tiene que producir los doce meses”, plantea.
Producción natural Hacienda Canteras:
La búsqueda de una producción más sustentable y natural es una premisa que cruza los distintos rubros en los que participa el Grupo Matetic, donde no solo está la viña y el negocio frutícola, sino también la ganadería, a través de Hacienda Canteras, empresa que maneja alrededor de 18 mil animales repartidos entre Casablanca, Los Ángeles, Puerto Varas y Torres del Paine, de los cuales engordan siete mil cabezas al año.
En este rubro están decididos a orientar la producción hacia una alimentación en base a pasto -conocida como grassfed-, ya que observan que es una tendencia creciente en los mercados internacionales, con ventas que aumentan a ritmos de 30% en la última década en Estados Unidos, debido al interés por consumir alimentos más sanos y naturales, y que se prevé que siga creciendo.
“Antes teníamos un sistema donde la mayoría del ganado se engordaba en feedlotshasta estar terminados. El 90% de los kilos generados en el campo venían de ese modelo, que hemos reducido a 50% actualmente, mientras que la otra mitad proviene del pasto, y queremos seguir avanzando en esa dirección”, explica el gerente general de Hacienda Canteras, Cristián Matetic, y detalla que el 25% de los animales ya se está alimentando solo a base de pasto.
Además de las oportunidades comerciales de producir con el sistema de pradera -es partidario de que en Chile se potencie este modelo como vía de desarrollo para el sector, para aprovechar el patrimonio natural del país y la imagen que tiene en el exterior-, el costo de este modelo es mucho menor que la engorda con granos, lo que les permite ser más eficientes en términos de gestión. En ese aspecto también aporta la genética, ya que solo trabajan con novillos angus negros, debido al buen nivel de conversión de materia seca que generan por kilo de carne.
“En los animales que nacen en nuestro campo, que ya tienen un par de generaciones inseminadas, la tasa de conversión es de 6,5 kilos de materia seca por kilo de carne. En los animales comprados, es de 13, y en los de buena genética que llegan para engorda, es de 10. Eso se traduce en menores costos, porque para generar un kilo de carne puedes requerir 6,5 kilos o 13 kilos, lo que es el doble”, explica.
Por otro lado, cree necesario incorporar a los pequeños productores en la cadena, para lo cual participan en los programas de alianzas productivas de Indap, a través de la compra de terneros y con aportes de genética para conseguir la calidad de animales que necesitan. “En la cadena de la carne es muy importante separar qué es lo que cada actor puede hacer bien y definir que los pequeños productores tienen un rol en esa etapa específica. Creemos que hay un valor en integrar a la comunidad local, es algo que realizamos en otras áreas de la empresa y que también tiene un valor afuera, que incluso se puede certificar”, afirma Cristián Matetic.
Si bien actualmente venden el ganado a las faenadoras -principalmente a Carnes Ñuble y Frival, donde también participan, aunque funcionan como empresas independientes-, los planes apuntan a la comercialización en el exterior, ya que asegura que solo el 1% de las ventas totales de carne de calidad de esas empresas se vende en los supermercados, lo que obliga a mirar al exterior.
“Queremos buscar canales y ver cómo es la comercialización en Estados Unidos, por ejemplo, porque la parte comercial es lo que empuja todo lo demás”, plantea Cristián Matetic.
Agrícola y forestal Taquihue: Gestión y genética
Más allá de pensar en qué se quiere producir, una de las claves para el éxito en el sector silvoagropecuario está en definir para qué es más apto el lugar donde se quiere desarrollar un proyecto. Esa mirada ha primado en Agrícola y forestal Taquihue, perteneciente a la familia Paulmann, donde han optado por la reforestación con bosque nativo y la crianza y engorda de ganado angus en el fundo Arquilhue, a orillas del lago Malhue, en Los Ríos.
“Una de las cosas importantes que se deben definir son las ventajas comparativas y las condiciones naturales, porque se pueden hacer muchas cosas en muchas partes, pero no siempre hay una ventaja. Hay que analizar el entorno, infraestructura, gente, caminos, el tipo de negocio… Todo eso es clave para definir un modelo”, recalca el gerente general de Taquihue, Hermann Rusch, quien también es consejero de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO.
Además de esa planificación inicial cree que es clave mantener una mirada y definiciones de largo plazo. “Hoy es más rentable una lechería que un sistema de crianza o engorda de ganado, pero son proyectos de largo plazo, porque se requieren inversiones altas y, más importante, hay aprendizajes que hacer”, plantea.
En la zona son conocidos por su calidad genética, en un trabajo que comenzaron hace más de veinte años y gracias al cual hoy venden toros reproductores y vaquillas. De las nueve mil hectáreas del fundo, dos mil se destinan a la ganadería, con un sistema cerrado -no compran animales y los alimentan solo con pradera- en el que engordan 1.500 cabezas al año.
Ese sistema les permite contar con certificaciones para exportar a Europa y para producir carne natural, las que mantuvieron aun cuando se cerró ese mercado. “Soy un convencido de que se tienen que mantener y en que hay que ser constante, porque las condiciones del mercado surgen de repente y si no estás preparado, la oportunidad se pierde. Eso es algo que ha costado mucho a nivel de los agricultores”, comenta Hermann Rusch.
La espera de nuevas opciones también apunta a la organización y coordinación de los productores grandes, para ser capaces de tener una masa crítica que permita responder a eventuales pedidos: “Si hoy piden enviar un contenedor de muestra, ya hay problemas… En Chile nadie es suficientemente grande como para ser exitoso solo”, plantea.
Fuente: Revista de Campo
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