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La cría y recría del ganado puesta a prueba en terreno

8 de octubre de 2012

El predio del empresario agrícola Otto Kusch, ubicado en el sector de Quilanto, en la comuna de Puerto Octay, se ha convertido en un verdadero centro de operaciones ganadero. Una especie de estación de prueba donde se analizan a fondo y en terreno los sistemas de cría recría y engorda de bovinos.

Ello en el marco del trabajo que desarrolla el Centro de Transferencia Tecnológica y Extensión (CTE) de Inia en las regiones de Los Lagos y Los Ríos y que apunta a conocer el desempeño de las alternativas productivas que se han validado a lo largo de los años para el sur de Chile.

Las investigaciones realizadas por el Centro Regional de Investigación de Remehue en producción de carne, han llegado a algunas conclusiones. Una de ellas es que un sistema de cría se optimiza productiva y económicamente cuando se mantiene una carga animal equivalente a 2,2 vacas por hectárea.

Pero además, se ha establecido que la recría-engorda con terneros de carne, se alcanza el óptimo con cargas de 5 terneros por hectárea para una condición de fertilización de 100 kilos de fósforo al año.

Así, estos dos modelos de producción fueron los que se establecieron en el predio demostrativo, comparándose en terreno con dos sistemas donde se utilizaron machos de lechería, considerando como carga animal inicial el equivalente a 2,2 animales por hectárea.

El primero de ellos buscaba obtener novillos gordos, para lo cual se ajustó la carga a 4 terneros por hectárea; en el segundo, se incrementó la carga a 5,5 terneros por hectárea para obtener novillos para engorda.

Los resultados fueron expuestos en un día de campo, donde los investigadores Sergio Iraira y Marta Alfaro, mostraron el trabajo desarrollado preliminarmente.

En síntesis, los investigadores explicaron que los resultados de esta primera temporada permiten reafirmar los resultados de alta productividad obtenidos en ensayos anteriores.

Para el caso de sistema de cría se obtuvo una producción de 623 kilos de carne por hectárea; y para el sistema de recría-engorda 788 kilos.

En tanto, para el sistema de recría-engorda con ganado lechero, la producción alcanzó a 848 kilos por hectárea; y en el modelo de alta carga para obtener animal para engorda la producción alcanzó a 1.067 kilos por hectárea.

En todos los grupos, señalan los expertos, la suplementación estuvo constituida por heno. Sin embargo el de alta carga (5,5 terneros frisones por hectárea) recibió además concentrado a razón de 100 kilos por animal distribuidos en mayo y agosto.



productores

Para Ramón Werner, representante de Agrollanquihue y la Federación Nacional de Productores de Carne (Fedecarne) los resultados de engorda, así como el análisis de impacto en la pradera y la fertilización, son temas de gran relevancia para la actividad ganadera.

“Es destacable que se hayan alcanzado altas producciones en las evaluaciones con machos de lechería, en un periodo de tiempo bastante corto, aunque también hay una parte que se debe al aporte de la pradera y la otra al heno y al concentrado que se les suministró”, señala, destacando en todo caso, “el bajo nivel de concentrado que se usó, seguramente por tratarse de animales pequeños”.

Jaime Altamirano, presidente de la Red de la Carne y representante de la Agricultura Familiar Campesina, agrega que Inia siempre ha entregado información muy valiosa para apoyar el desarrollo de los pequeños agricultores y ganaderos de la zona sur.

Mientras, el director regional de Inia Remehue, Francisco Salazar, junto con valorar la presencia de representantes de los productores, agradeció a Otto Kusch, a su esposa Cristina y a su hijo Michael. “Llevan años trabajando junto al Inia en el desarrollo de mejores prácticas, con miras a hacer más eficiente su sistema productivo”, advierte.



La pradera

Sumado a los ensayos de producción de carne, se llevó a cabo una evaluación de física de suelo y de pérdida de nutrientes, considerando las características del sitio del ensayo: una pradera en suelo ñadi Serie Frutillar, de bajo nivel de fósforo, y drenada.

Ello, considerando un manejo de pastoreo en franja de avance diario, pero con un mayor espacio para no dañar la estructura ni la cubierta vegetal.

“Muchos productores tienen dudas respecto a lo que pasa con la pradera al someterla a altas cargas animales. Sin embargo, en ensayos realizados en la región se ha demostrado que la pradera cuando tiene niveles adecuados de fertilidad logra recuperarse bien”, explica la doctora Marta Alfaro, quien estuvo a cargo de estos experimentos.

Respecto al manejo de la fertilización, la especialista agrega que éste es un aspecto crítico para la optimización de la producción de carne basada en el pastoreo.

De allí que los estudios dieran pie para dar una serie de recomendaciones a los productores.

Por ejemplo, Alfaro dice que en predios donde se ha implementado drenaje artificial, como en suelos ñadis, debe evitarse la fertilización de praderas en periodos de alta precipitación y saturación del suelo e incluso en primavera. Ello, para evitar posibles daños en el ambiente, en particular posibles contaminaciones de cursos de agua como esteros o ríos.

Asimismo, debe buscarse realizar una fertilización balanceada incorporando además de nitrógeno y fósforo, potasio y calcio.

Fuente. Revista del Campo Sureño

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