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Ya hay una nueva estrategia mundial contra la fiebre aftosa

9 de julio de 2012

A medida que la población mundial crece desde los poco menos de 7.000 millones de personas actuales a los más de 9.000 millones previstos en 2050, la demanda de productos lácteos, carne y productos de origen animal se incrementará significativamente.

Por ello, enfrentar los elementos que merman la productividad es una de las prioridades de las entidades ligadas al tema.

Una nueva estrategia para controlar la fiebre aftosa (FA) presentó de manera conjunta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) que han unido sus fuerzas para luchar contra la enfermedad.

La estrategia fue lanzada en Bangkok (Tailandia) donde representantes de 100 países subrayaron que la iniciativa solamente será posible si existe un compromiso sólido de los socios mundiales.

Entre otras cosa, el mecanismo permite asesorar a los países en su política de gestión del riesgo para controlar los brotes de aftosa, permitiéndoles adoptar medidas anticipadas para prevenir la propagación de la enfermedad a otras explotaciones agrícolas, comunidades y fronteras.

“Uno de los principales objetivos de la estrategia mundial es permitir el control de la FA en todo el mundo a través del fortalecimiento de los servicios veterinarios encargados del control de las enfermedades animales”, señaló Bernard Vallat, director general de la OIE.

El personero sostuvo que los beneficios irán mucho más allá del control de la FA, ya que representa una oportunidad para iniciar medidas a largo plazo que mejorarán la capacidad de los servicios veterinarios para luchar contra otras enfermedades ganaderas de elevado impacto.

En síntesis la llamada estrategia mundial combina dos herramientas desarrolladas por la FAO y la OIE. La herramienta de la OIE, llamada Evaluación de las Prestaciones de los Servicios Veterinarios (PVS, por sus siglas en inglés), evalúa los servicios veterinarios nacionales con el objetivo del cumplimiento de las normas de calidad de la OIE.

En tanto, la FAO desarrolló la senda progresiva de control para la fiebre aftosa, la PCP-FMD (por sus siglas en inglés), que guía a los países a través de una serie de pasos graduales para gestionar mejor los riesgos de la FA, empezando por la vigilancia activa para determinar qué tipos de cepas del virus de están circulando en el país y las zonas colindantes.

Un pilar fundamental de la llamada PCP-FA conlleva coordinar los esfuerzos con los países de la misma región para controlar la enfermedad de forma sistemática a través de las permeables fronteras nacionales.

El objetivo de la iniciativa es reducir el impacto de la patología en todo el mundo, disminuyendo el número de brotes de enfermedades en los países infectados hasta que en última instancia se alcance la condición de libre de fiebre aftosa, y manteniendo ese estado oficial en aquellos países que ya estén libres de la enfermedad.



millones

En el proceso se incluye el reconocimiento oficial de la OIE de los programas nacionales de control y de la erradicación de la FA: en la actualidad 66 de los 178 países miembros de la OIE están libres.

Entre ellos se cuenta Chile, que es el único país de la región que está libre de la patología sin vacunación, desde 1982.

Pero esta situación es muy frágil. De hecho, países desarrollados que anteriormente estaban libres de la enfermedad, pueden sufrir brotes: en 2001, en Reino Unido la enfermedad provocó pérdidas por 30.000 millones de dólares; y una epidemia en 1997 en Taiwán tuvo un coste de 15.000 millones de dólares.

En ese plano, la estrategia mundial incluye el desarrollo de bancos regionales de vacunas (por ejemplo, el banco regional de vacunas de la OIE para el Sudeste de Asia, la Comisión de Producción y Sanidad Pecuarias de la FAO para Asia, etc.) y centros de control de calidad para los países en desarrollo.

Otras medidas incluyen la mejora de la eficiencia de los sistemas de vigilancia, la capacidad de los laboratorios, el control de calidad de las vacunas y el control de movimiento de animales.

La fiebre aftosa afecta a bovinos, porcinos, ovinos, caprinos y otros rumiantes, así como a diversas especies de fauna silvestre.

Más de mil millones de pequeños agricultores de todo el mundo dependen de la ganadería para sus medios de subsistencia, pero los brotes de fiebre aftosa causan una pérdida mundial anual estimada de 5.000 millones de dólares.

Los países en desarrollo suelen ser los más afectados por la FA, una enfermedad viral altamente contagiosa, siendo los pequeños agricultores quienes sufren los efectos devastadores en sus ingresos y supervivencia. Los consumidores también se ven afectados, ya que tienen que pagar más por la leche, la carne y otros productos alimentarios cuando la FA golpea a la ganadería.

Fuente: Revista del Campo Sureño

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