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Revertir el rumbo de la ganaderia

13 de noviembre de 2010

Desde 2006, la cadena de ganados y carnes ha asistido a una serie de medidas que consiguieron un resultado lamentable: la falta de carne en la Argentina. Peso mínimo de faena, cierre y trabas a las exportaciones e intervención de los mercados. Hace cuatro años, cuando comenzamos a alertar acerca de las graves consecuencias de estas intromisiones, nos tildaron de agoreros.

Sin embargo, la prevalencia de una visión de corto plazo logró una caída del stock vacuno de casi 10 millones de cabezas, que demandará más de tres años en recomponerse. Y esto recién cuando se recupere la confianza. Porque, es cierto, el precio es un elemento fundamental para iniciar el proceso de recomposición del stock, pero no es el único. Sin confianza en las reglas, no podremos volver al escenario de hace tres años.

Hay, además, alrededor de 14.000 obreros desempleados o con jornadas reducidas. Y todo esto, con el aparente objetivo de cuidar la mesa de los argentinos, que sufrió una reducción en su consumo de carnes del 20% respecto de 2009.

Durante estos años, el sector se descapitalizó y miles de productores se encuentran ante la imposibilidad de repoblar sus campos luego de haber malvendido la hacienda durante la crisis.

Asimismo, la restricción de las exportaciones y la intervención a los mercados entorpecieron la posibilidad de dar respuesta a la creciente demanda mundial de alimentos. Por los caprichosos manejos del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la Argentina incumplió el 40% de la cuota Hilton, y para este año, se estima que las exportaciones caerán alrededor de 50% contra 2009, un año en el que ya las ventas externas fueron escasas.

Tardaremos años en recuperar nuestra imagen de proveedor confiable ante los mercados mundiales. Una vez más, nos hemos quedado en el andén viendo partir el tren para beneficio de otras naciones.

Pocas actividades en el país tienen un impacto social como el de la ganadería, que hace al desarrollo del interior y que genera el 23% de la demanda de mano de obra agroindustrial, distribuida en todo el territorio nacional.

Por eso, resulta imprescindible que el Gobierno revierta el rumbo y dé señales que generen un horizonte previsible para la ganadería de la que, entre 2008 y 2010, desaparecieron más de 11.000 productores que seguramente debieron trasladarse a los grandes conglomerados urbanos.

Pero, eso sí, nos queda la calidad de los rodeos, resultado del esfuerzo de generaciones de argentinos que impulsaron con su tesón una actividad pionera evitando que las equivocadas políticas la cercenaran. Por eso, ahora que tristemente se ha constatado que nos llevará años volver a la misma situación de hace cuatro años atrás, es de esperar que, en adelante, primen la sensatez y las políticas de largo plazo para que este sector vital recupere su sendero de crecimiento para beneficio de consumidores, trabajadores, productores, y de todos los argentinos.

Hugo Luis Biolcati El autor es presidente de la Sociedad Rural Argentina

Fuente: www.Agromeat.com

 

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