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La mirada de las regiones

1 de noviembre de 2010

Las diferencias entre éste y el gobierno anterior en su mirada al agro y la necesidad de que las medidas existentes y que se tomen se ajusten a la realidad del sector serían la clave para avanzar en temas pendientes como la baja del dólar, el agua, la regulación laboral, la energía y el medio ambiente, indican los dirigentes. 

Martes nueve de la mañana, once dirigentes regionales y un desayuno organizado por Revista del Campo y la Sociedad Nacional de Agricultura -SNA- en El Mercurio. El objetivo: conocer la visión de las regiones de cómo se está moviendo el agro en los distintos rubros y, de paso, ver qué se puede hacer para avanzar en recuperar la competitividad que sienten que se pierde cada vez más rápido.

Representaban a sus regiones y rubros, pero lo cierto es que a pesar de provenir de realidades distintas, comparten, en mayor o menor medida, las mismas inquietudes. Para todos la meta de ser potencia agroalimentaria sigue vigente, pero sienten que cada vez se hace más difícil alcanzarla, especialmente cuando el futuro del sector está en serio entredicho. La baja del dólar, el financiamiento, la regulación laboral, el uso de agua, el tema medioambiental son parte de las urgencias y las respuestas para recuperar competitividad.

No quieren llorar, insisten, sino proponer soluciones. Pero le piden una mano al Estado. Y ésta vendría, básicamente, por adecuar las medidas existentes, y las que se tomen, a la realidad del sector. Por ejemplo, considerar en los análisis que la volatilidad del dólar impacta distinto según la industria de que se trate.

"El país funciona con el dólar a $480. El consumo sigue. En rubros como la minería, el tipo de cambio a $480 es competitivo y les permite seguir funcionando sin problemas. Pero en el agro la realidad es totalmente distinta. Hoy el tipo de cambio real para el sector está 20% por debajo del valor de flotación. Se han manejado todas las variables de control. Entonces, ahora, si apretamos el sándwich, la palta ya sale por todos lados. Muchos directamente no sobreviven. Por eso el problema tiene que resolverse con una visión estratégica de país, enfocada en el agro", puntualiza José Moreno, presidente de la Sociedad Agrícola del Norte.
Las inquietudes suman y siguen.

Un dólar quisquilloso

El sube y baja del precio del dólar tiene a todos los rubros del agro estresados. Y es que, con la divisa bajo los $500, la situación se complica no sólo para los exportadores de fruta, que hace rato que vienen bailando con la fea, sino también para los cultivos extensivos y las producciones sureñas como los granos, la leche, y las carnes, aun cuando los precios internacionales sean buenos.

"El 15% de la producción láctea que se exporta fija el precio para toda la leche nacional. En las carnes y los granos, fundamentales para las economías rurales, la mayor parte de los precios toma como referencia los valores internacionales. Entonces, se producen pérdidas que afectan no sólo a la cadena productiva, sino que impactan en los ingresos completos de regiones que requieren mucho de esos recursos", explica Eduardo Schwerter, presidente de la Asociación Gremial de Agricultores de la Provincia de Llanquihue.

En zonas del centro, como el Maule, se afectan incluso otras producciones. Es lo que ocurre con el maíz. Cuando el negocio se vuelve poco competitivo a nivel interno, los maiceros sustituyen sus siembras con papas. "Esto produce un descalabro por sobreproducción, y se genera una caída general de ingresos. La realidad es que Chile podría duplicar la superficie de maíz, pues existe demanda que se llena con importaciones, pero va bajando", resalta Andrés Bravo, presidente de Agrícola Central de Talca.

Reconocen que el Gobierno está haciendo cosas, el problema es que son "gota a gota".

"Se han hecho anuncios, como la línea de financiamiento que tendrá Cotrisa o la extensión en dos años prorrogables de salvaguardias y 30 días de plazo para enviar al Congreso la Ley de Muestra y Contramuestra. Están bien, pero es necesario que estén efectivamente a disposición de los que las necesitan y sin tanta traba. O si no, se van diluyendo o llegan demasiado tarde. Porque ¿de qué sirve tomar una cobertura ahora que el dólar está $480? Lo que se requiere es que cuando se realicen los análisis se consideren las particularidades del sector y se actúe de acuerdo a ello", resalta Luis Mayol, presidente de la SNA.

Los dirigentes son conscientes de que las lamentaciones no conducen a nada y plantean mejorar más en productividad y eficiencia. Pero la tarea no depende sólo de ellos, porque esfuerzos se vienen ya haciendo.

"El nivel de nuestros productores es de los mejores del mundo en cuanto a rendimientos, calidad, eficiencia. Aquí se requiere un apoyo que provenga del Estado", sostiene Carlos Ariztía, presidente de la Asociación de Productores del Maipo.

Se trata de "up grades" en aspectos como infraestructura y capacitación, para potenciar el capital humano y la planificación, pero la clave es que contemplen la realidad del sector y se apoye con una mirada estratégica, de futuro y real compromiso estatal.

Entre 1990 y 2000 los lecheros duplicaron la producción a nivel predial. Para dar un nuevo salto falta, por ejemplo, apoyo en un programa de mejoramiento de suelos.

"Reconocemos que tenemos mayor potencial en praderas y en la mejora genética del ganado, pero de nada sirve la competitividad si no están las condiciones. En ese sentido, necesitamos que el Estado actúe como un socio comprometido con todos los rubros", puntualiza Schwerter.

Juan Pablo Matte, secretario general de la SNA, plantea la necesidad de que la eficiencia se extienda más allá de las empresas medianas y grandes. "Vemos eficiencia en frutas, cultivos, ganadería, lechería, pero hay una pequeña agricultura que no ha tenido desarrollo y eso hay que trabajarlo con mayor profundidad, orientándose al trabajador y al productor", indica.

Industria versus productor

Como plantea José Moreno, también hay situaciones complejas al interior de la cadena. Y si bien tienen matices, afectan a muchos sectores.

El último año, dicen los dirigentes, se ha ido deteriorando nuevamente la relación entre industria y productor. "Para que las cosas funcionen los distintos componentes de la cadena deben trabajar unidos, con una visión de hacia dónde quieren ir. O si no, seguiremos donde mismo", dice Marcelo Hoffmann, presidente de la Sociedad Agrícola
Ganadera de Valdivia.

Y para eso es la cadena productiva la que tiene que mirar hacia dónde ir y actuar en consecuencia. Lo que ocurre, dicen, es que se privilegia a la industria y no se mira lo que ocurre con el productor.

"Aquí no hay preocupación por el productor. Mejor miremos lo que pasó con el marketing order cuando se solicitó que Estados Unidos lo postergara con motivo del terremoto. EE.UU. no lo movió ni un ápice, pues apoya a sus agricultores. Acá, en cambio, cuando se inicia la importación de trigo, se paraliza la compra de producto nacional. Los productores nos tenemos que quedar con nuestro producto a la espera de que ellos terminen de desembarcar y más encima nos pagan un precio más bajo. Entonces, se habla de transparencia, pero después hacen gárgaras con lo que dicen", cuenta Gastón Caminondo, presidente de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco.

El desencanto es tal, corean los dirigentes, que hoy se transforma en desincentivo y no sólo no invierten, sino que comienzan a vender tierras de alta productividad -con agua y a borde de carretera- a forestales. Ello inevitablemente afectará no sólo las esperanzas de ser potencia agroalimentaria, sino que podría ser un real freno al desarrollo de este sector.

"Hay que recordar que un país se enriquece cuando luce su producción", agrega Hoffman.

El agua que se va al mar

Con el agua hay problemas en el centro y, para qué decir, al norte del país. Y, ahora, con el cambio climático, en el sur ya se viven sequías que afectan las producciones de leche y cambios en las lluvias que alteran las siembras o cosechas.

El tema, sostienen, es que nuevamente las políticas al tomarse no consideran a los involucrados, en este caso, en el uso del recurso.

Para los dirigentes, reglas del juego injustas con el sector sería uno de los obstáculos a la hora de sacar mayor provecho del agua. Es lo que ocurriría con el sector minero que, al contrario de la agricultura, no paga por el uso del agua. "Debería haber un royalty para el uso que la minería hace del agua o al menos un pago establecido por su explotación", sostiene Luis Mayol, presidente de la SNA.

La idea sería que el valor se destinara a inversiones que permitan captar o acumular el agua, o incluso buscar otros procesos.

"Faltan recursos ya que se presentan problemas desde Copiapó hasta Temuco. Según un estudio que realizamos hace un tiempo, el 70% del agua entre la III y IX Región se pierde en el mar. Si pudiéramos aprovechar la mitad de ésta, podríamos aumentar cinco veces la superficie que se riega hoy. Es momento que los organismos encargados de esto hagan mejor las cosas", sostiene Mayol.

Los agricultores no desconocen que hay muchos que están vendiendo sus derechos de agua, ya que ante los precios que están alcanzando las acciones resulta mejor negocio eso que producir con condiciones cada vez más adversas. El resultado es pérdida de importante tierra de uso agrícola o que, como en el norte, se había incorporado a la producción.

El quid en este tema es que se mire el futuro y, de acuerdo a ello se planifique y se invierta, especialmente con miras a los cambios climáticos que se están viviendo.

Pese a que hay problemas que resolver, los dirigentes destacan iniciativas positivas, como la rápida reparación de las obras de riego posterremoto. "Siempre falta algo por hacer, pero debemos reconocer la pronta reacción del Gobierno para liberar fondos y reparar las obras de riego", sostiene Andrés Bravo.

De fósil a verde

Los dirigentes recalcan que el tema de la energía es clave en el aumento o pérdida de la competitividad. Hoy, la mayor parte de los proyectos se desarrolla en función de fuentes eléctricas, a gas o petróleo, las que tienen un alto costo y gran impacto ambiental. Para los dirigentes es clave triplicar los esfuerzos y encontrar soluciones para paliar impactos.

"Un estudio en el que participó la Comisión Nacional de Riego detectó que hay 800 puntos en Chile aptos para el desarrollo de centrales de paso en sistemas de regadío, entre la IV y XI Región. Así, las oportunidades están, pero se echa de menos mayor voluntad política para realizar estos proyectos, porque hay un tremendo potencial no desarrollado", dice Bravo.

Paralelo al tema energético, los dirigentes revelan su inquietud por el tema medioambiental y un ejemplo de ello es el actual plan de ordenamiento territorial.

Hoy un condominio, una carretera o un local comercial, pueden ser construidos sobre terrenos aptos para cultivo, sin que se pueda hacer mucho al respecto.

Eso, sin hablar de la poca información sobre residuos e impactos que puede dejar un proyecto industrial.

"Debemos preocuparnos del impacto del ordenamiento y las inversiones industriales, que están dejando residuos que van a quedar para las futuras generaciones. Cuando se hace un estudio de impacto ambiental de un proyecto industrial no se contempla qué pasará en el tiempo con los desechos solubles. Faltan estudios para medir impactos, por ejemplo, en suelos permeables. Además, debe haber mayor monitoreo y seguimiento de lo que está pasando", sostiene Marcelo Hoffmann.

Lo que ocurre, explica Juan Pablo Matte, es que a la agricultura ni siquiera se la considera cuando se trata de hacer un estudio de impacto. Se mide qué podría pasar con las personas o con el medio ambiente, pero no sobre la actividad productiva. Es lo que pasa, por ejemplo, en una zona del Maule, donde una instalación generó un polvillo negro que literalmente está matando la producción de frutillas.

Sí a los transgénicos

La necesidad de una legislación que regule y permita la producción de transgénicos salta sola a la mesa. La opinión es unánime. No tenerla es una cojera que no permite que los agricultores compitan en forma adecuada. Aún más, insisten en que estos cultivos son una respuesta a bajar costos y a temas ambientales, ya que "está comprobado que requieren al menos 30% menos de agroquímicos; es decir, son más amigables con el medio ambiente y las personas", recalca José Miguel Stegmeier, presidente de la Sociedad Agrícola de Biobío.

Pero hoy no existe una regulación formal y se producen dicotomías tan grandes como que no se puede producir maíz transgénico en el país, pero se alimenta a los cerdos con maíz transgénico importado.

Y niegan la posibilidad de que con ellos se cierren mercados.

"El tema de los transgénicos se comporta como una barrera paraarancelaria más", sostiene Francisco Duboy, presidente de la Federación de Asociaciones de Agricultores de la Provincia del Cachapoal.

Los dirigentes reconocen que aún es un tema en discusión, con el cual no todas las partes están de acuerdo, pero recalcan los beneficios que podría conllevar a la industria. Además, hoy las contradicciones sobre su utilización sólo le quitan competitividad al país.

"Hay que sensibilizar al mundo político y a la opinión pública y discutir más sobre el tema. Como dirigentes, lo vemos como una alternativa que nos podría entregar más rentabilidad. Un ejemplo es el de la remolacha, en la que baja a la mitad la aplicación de plaguicidas y eso es ganancia medioambiental", explica José Miguel Stegmeier.
Andrés Bravo agrega un nuevo antecedente: "En la zona se acordó, con los productores de semilla, que habría áreas libres de transgénicos. Está claramente delimitado y funciona sin problemas. Está claro entonces que podemos tener coexistencia".

Avances en el tema laboral

Hasta ahora, cuando se hablaba del tema laboral, siempre se hacía referencia al sector frutícola. Pero los temporeros están en todos los rubros y en todos se requiere gente que haga más eficiente el trabajo. Sin embargo, las reglas del juego para el agro son, en 99%, para la ciudad o la industria. Ahora no se habla de "flexibilidad" y sí de "adaptabilidad" laboral, y temas como las salas cunas están hace tiempo superados. Lo que está pendiente es regular el trabajo temporero, con todas las de la ley.

En un intento de subsanarlo se formó una mesa laboral que aúna a productores de todos los rubros y doce dirigentes campesinos. Avanzan en acuerdos y desarrollan un estatuto del temporero incluso en temas complejos. "Es un ejemplo para otros sectores", dicen.

Su implementación es clave porque da cuenta, más allá de la legislación laboral nacional válida para todos los rubros, de los temas específicos pensados para el agro.

"Cuanto antes presentemos el estatuto del temporero, mejor, porque están todos los sectores comprometidos en su formulación", explica Mayol.

Coinciden en que la capacitación es clave. Y no se refieren sólo a los trabajadores. "También a los productores. Para que puedan acceder a los subsidios y otros beneficios requieren conocimientos que ahora no tienen. Eso podría impactar en la productividad. Pero eso debe ser apoyado desde el Estado", dicen.

Lo que falta son instancias que ayuden a capacitar. "Aquí de nuevo está la necesidad de adaptar lo ya existente", enfatiza Hoffmann.

Además, para que los temas no se queden sólo en unos pocos, la transferencia tecnológica adquiere una nueva connotación. "Se ha trabajado en el tema y se ha avanzado en el modelo, pero no en la incorporación al sistema", explica Stegmeier.

Infraestructura: respuesta no sólo a la productividad

Atraer mano de obra calificada y comprometida es hoy otra de las grandes dificultades. Ante la pérdida de competitividad, caen los sueldos. Si a ello se agrega que hay zonas del país que están aún lejos de la modernidad, los pocos talentos que se habían atraídos a las regiones, se sienten aún más desincentivados y regresan a Santiago.
Un ejemplo en Magallanes da cuenta de esta realidad que es replicable, de una u otra forma, a lo largo de todo el país.

"En Magallanes necesitamos mayores incentivos para atraer talentos al campo, ofreciéndoles comunicaciones, internet, telefonía, hospital, colegios, en fin, servicios básicos difíciles de encontrar en zonas extremas. Sin ellos es difícil empujar al sector", explica Nicolás Larraín, director de la Asociación de Ganaderos de Magallanes.
Parte de las soluciones que deben provenir del Estado, recalcan los dirigentes, tienen que ver con extender los servicios y la infraestructura a las zonas que los requieren.

Financiamiento... llegando al área chica

El acceso al financiamiento que tienen los productores y la necesidad de contar con un banco que sea efectivamente agrícola, como tiene la mayoría de los países donde el agro tiene peso también fue mencionado. Sólo Rabobank se enfoca en ciertos segmentos, pues el BancoEstado no funciona como tal.

Las tasas cortoplacistas, la confusión o desconocimiento sobre cómo funciona el sector han impedido que se desarrollen políticas pensadas para el agro.

"No se ha generado un plan de financiamiento con el foco hacia la innovación, que esté acorde con el flujo agrícola o con los plazos que requiere una inversión en el sector. Asimismo, el BancoEstado debiera tener una postura distinta con fondos especiales de acuerdo a la realidad del agro. Por ejemplo, en la Corfo hay recursos específicos que se asignan a través de los bancos, pero cuando se quiere acceder a ellos se consideran las exigencias de los bancos y no las de la Corfo", sostiene Bravo.

Una vez más el tema tiene que ver con reglas adecuadas para el agro.

Los problemas están sobre la mesa y también algunas posibles soluciones. La clave está en comenzar a implementarlas.

Un reajuste al PIB
Los dirigentes coinciden en que la medición del Producto Interno Bruto debe reajustarse e incorporar al verdadero segmento que representa la agricultura.

"Hay que trabajar en una correcta medición del PIB agrícola. Hoy, es menos del 4%, lo cual no se condice con los dos millones de chilenos que trabajan en la agricultura, sin contar sus familias que incorporadas se llega a una cifra de seis millones", sostiene Schwerter.

Las diferencias entre este Gobierno y el anterior
La respuesta es unánime: En este gobierno percibimos un compromiso con el sector.
Pero pronto agregan... "Con los anuncios de las 25 medidas, a estas alturas esperábamos más que lo que se ha concretado".

Ven, eso sí, avances, como el de que se haya creado la Comisión Agrícola Antidistorsiones y se esté anunciando una visita del nuevo representante. Esto es algo que hasta ahora nunca había ocurrido. Llevamos años invirtiendo y peleando en trabajar para que se tomen medidas que transparenten la competencia internacional. Por primera vez vemos avances concretos desde el Gobierno".

25 medidas pendientes
Las 25 medidas propuestas por el Presidente Sebastián Piñera durante la campaña, son rememoradas día a día por los dirigentes regionales. Los puntos recogen, según los representantes, varios temas complejos, entre éstos el bajo precio del dólar. El problema es que mientras no se implementen las acciones, los puntos propuestos no tienen sentido.

"Las medidas son bien interesantes, no sólo en lo referente al dólar, sino que también desde el punto de vista de la competencia desleal, pero deben ser implementadas", señala Bravo.
Pese a las medidas pendientes, la mayoría coincide en que el Gobierno ha estado más atento a sus problemas.

"La agenda está instalada en las 25 medidas y veo un compromiso mayor que en administraciones anteriores", puntualiza Schwerter.

Otros temas en el tintero
Una mayor inversión en Imagen País, la capacitación intensiva, el encadenamiento y la innovación permanente, son otros de los puntos que, los regionales dicen, deben desarrollarse más y más.

 

Fuente. Revista Del Campo- El Mercurio.

 

 

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