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Chile - Erradicación de la tuberculosis ¿para cuándo?

1 de marzo de 2010

En agosto de 2009 se pospuso por última vez el plan de erradicación de la tuberculosis bovina. Aún no hay fecha definitiva, pues debe asumir el nuevo gobierno. Si bien hay consenso en concretarlo, el problema es que todavía hay puntos no resueltos, por ejemplo, la eventual compensación de los ganaderos.

Probablemente los ganaderos, en especial del sector lechero, ya han perdido la cuenta de cuántas veces han escuchado lo mismo. Que parte el programa de erradicación de la tuberculosis bovina, la enfermedad causada por la bacteria Mycobacterium bovis. Transmitida a través de la tos y secreciones de animales infectados o por ingestión de alimento contaminado, provoca en los animales problemas en la productividad y acorta su vida útil, con el consiguiente impacto económico para el productor. Sin embargo, a pesar de que parecía que se iniciaba por estos días, deberán seguir esperando.

No es que en Chile no se haga nada al respecto. Actualmente, existe un programa voluntario de saneamiento de rebaños lecheros por tuberculosis, pero la prevalencia de la enfermedad en el sector lechero, desde la VIII Región al sur, es entre 3% y 0,2%, considerando toda la masa bovina, según datos del SAG. Mientras, la de la Zona Central es de 23%, sin diferencias entre sector lechero y carne. Las zonas más afectadas a nivel nacional son la Región Metropolitana y el sur de la VIII Región.

El vuelco a la erradicación definitiva es necesario, además, del impacto económico, porque hasta ahora se pensaba que la enfermedad no era dañina para los humanos, pero se ha comprobado que puede ser transmitida a través de la leche, aunque el riesgo de esto es mínimo, pues es sometida a procesos de pasteurización.

"Muchos países están invirtiendo en su erradicación principalmente porque se considera un asunto de salud pública. Si se quiere exportar leche, bastaría con pasteurizarla, pero los consumidores están cada vez más quisquillosos al respecto, no quieren exponerse a un producto que puede estar contaminado y penalizan a través de la compra, por lo que desde el punto de vista productivo hay que hacer el esfuerzo.

El segundo punto es el daño productivo", explica Simon More, profesor de Epidemiología Veterinaria y Análisis de Riesgo del University College Dublin, Irlanda, y director del Centro de Epidemiología Veterinaria y Análisis de Riesgos CVERA, de visita en Chile invitado para el seminario internacional de Tuberculosis organizado por el SAG.

En Chile, tanto productores como el Gobierno están de acuerdo en que debe ser erradicada, en especial, porque convertirse en potencia alimentaria implica cumplir con el objetivo de ser un país proveedor de alimentos sanos y seguros, que puede acreditar que está libre de las principales enfermedades, pestes vegetales y animales.

El problema es el costo que significa para los productores. Se estima que el valor total del programa es de $96 mil millones de pesos en un periodo de 17 años, 37% lo pondrá el Estado y el 63% restante recae en los privados.

Pero quedan por definir las compensaciones. Como para la enfermedad no hay vacunas, el sistema de control es la eliminación de los animales positivos. Esos animales sacrificados tendrían que ser reemplazados con ganado de la misma recría del campo o adquiridos de predios certificados como libres de la enfermedad, lo que implica un costo importante, que varía de acuerdo al uso original del animal. El dilema es cómo se financia.

En el caso de Chile, aún no está definido qué porcentaje de ese costo recaerá en el productor y cuánto en el Estado. Tampoco está claro si esa compensación será diferenciada.

"Pensamos que la compensación podría ser de un tercio o un poco más del valor del animal, tomando en cuenta el precio de un animal en engorda promedio que se comercialice. Más adelante vamos a ver cómo afrontar la compensación para cierto tipo de animales que se sale del promedio, por su alto valor genético, por ejemplo. Ese va a ser un problema especialmente para las lecherías de alto valor genético de la zona central, donde algunas están muy infectadas", explica Claudio Ternicier, jefe de la División de Protección Pecuaria del SAG.

Para esos casos, la solución que propone el SAG es rebajar la medida sanitaria, es decir, no matarlo, sino tomar otras medidas.

Cómo se hace en el extranjero

En el extranjero la tendencia es a la compensación diferenciada.

"Si el negocio es la carne, el perjuicio para el ganadero no es tanto, porque la tuberculosis se focaliza en ciertos órganos, por lo que la carne se puede comercializar. El problema es para los lecheros. Para estos casos, Nueva Zelandia cuenta con un fondo que financian los mismos agricultores: al afectado se le paga un monto establecido por el mercado y diferenciado de acuerdo al animal", explica Paul Livingstone, veterinario, Technical Manager de Animal Health Board, encargado del desarrollo del programa de control de la tuberculosis de Nueva Zelandia.

"Lo que se hace en Estados Unidos es dar un valor de mercado y diferenciado por cada animal", explica Simon More.

Claro que en el país del norte el programa ha sido federal, es decir, el monto de la compensación puede cambiar de estado a estado. Y es uno de los programas más exitosos a nivel mundial, de los 100 mil predios que hay en ese país sólo tres están en cuarentena.

Si hay algo que quedó claro en el seminario internacional sobre tuberculosis bovina organizado por el SAG es que para que el programa sea exitoso se necesita que productores y Gobierno trabajen con un mismo foco.

"Tienen que estar de acuerdo y trabajar en conjunto, de lo contrario todo esfuerzo es inútil. No existe Estado capaz de fiscalizar cada vaca sin ayuda de los productores", explica Paul Livingstone.

63% del costo de la erradicación recaería en los productores

Cómo cambia el escenario
La diferencia entre tener un programa voluntario de erradicación de tuberculosis bovina y uno obligatorio está en el saneamiento de los animales infectados.

"El cambio fundamental es que se definen cuarentenas obligatorias, pero por sobre todo, que en conjunto con los productores, hay una obligación de poner plazos al descarte de ganado positivo. Antes dependía del productor si lo eliminaba o no. Ahora se obliga a hacerlo en un plazo determinado", señala Claudio Ternicier

Fuente: Revista del Campo- El Mercurio.

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