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Las propuestas de Galilea para el Minagri

15 de febrero de 2010

José Antonio Galilea, el futuro ministro de Agricultura, dejará su rol como productor triguero para instalarse en Santiago. Aquí un adelanto sobre sus objetivos, que van desde agilizar las medidas contra las importaciones desleales desde Argentina, hasta estudiar la real efectividad del Indap.
Eduardo Moraga Vásquez La historia podría haber terminado de otra forma: con José Antonio Galilea en medio de apacibles trigales, recordando los agitados tiempos en que fue diputado.

Luego de un año de haber vuelto completamente al trabajo agrícola, por estos días Galilea planeaba seguir totalmente concentrado en la cosecha de trigo del fundo de su familia en Victoria, IX Región. Hace un par de años su padre, José Galilea Widmer, con ocho décadas de vida, había delegado buena parte de la administración del campo en manos en José Antonio.

Después de cuatro períodos parlamentarios al hilo, entre 1990 y 2006, el ex diputado había decidido pisar el freno en su vida política y privilegiar la vida familiar. La opción de volver al campo apareció como lo ideal.

Incluso, un nuevo hijo, Raimundo, hoy de casi tres años, incrementó su familia.

La vida de José Antonio Galilea marchaba, por fin, a un paso tranquilo.

Eso, hasta el jueves 4 de febrero. Ese día recibió un llamado en su Blackberry. Al otro lado de la línea estaba Sebastián Piñera, el Presidente electo. Directo al punto, Piñera le ofreció el puesto de ministro de Agricultura de su gobierno.

De golpe y porrazo, Galilea volvió a aterrizar en la agitada vida política.

Desde el martes 9 febrero, cuando se hizo oficial su nombramiento, Galilea no ha parado. Reuniones con Piñera y el nuevo gabinete ministerial, además de entrevistas con periodistas y decenas de llamadas telefónicas y mails por hora lo tienen metido en un torbellino de actividades.

José Antonio Galilea está sacándole el máximo de provecho a su carácter calmo para enfrentar el reingreso al centro de la actividad política.

Una llegada precedida de una expectativa altísima por parte de los empresarios agrícolas, especialmente en la zona sur, que ven en él a "uno de los nuestros".

"Desde que supe la noticia duermo con una sonrisa", afirma un dirigente agrícola de La Araucanía.

La sensación de que la llegada de Galilea representa la posibilidad cierta de solucionar el declive de rubros sureños como los granos o la ganadería es extendida.

El nuevo ministro de Agricultura, que no ha olvidado sus 16 años como diputado, hace gala de una buena muñeca política.

"Es bueno sentir que uno genera altas expectativas. Sin embargo, los agricultores tienen que entender que hay temas que se pueden enfrentar en el corto plazo, otros tomarán más tiempo", afirma José Antonio Galilea.

Y es que junto con el cargo, vienen las responsabilidades, las que en el caso de la nueva cabeza de Teatinos 40, la sede del ministerio de Agricultura, son de marca mayor. Galilea tendrá que tomar decisiones claves que van desde si abrir Chile completamente al cultivo de transgénicos, hasta impulsar una política comercial más dura frente a Argentina por la llegada de trigo y leche con precios subvencionados.

El plus político

Aunque el recién designado nuevo jefe del Minagri reconoce que no se ha sentado a conversar con Sebastián Piñera sobre las razones que lo motivaron a elegirlo, en el entorno del Presidente electo se reconocen tres ventajas del ex diputado.

La primera es su conocimiento agrícola de primera mano. De hecho, luego de décadas de economistas, veterinarios, abogados y hasta una asistente social, José Antonio Galilea es el primer agricultor que estará al mando del Minagri.

Otro elemento que inclinó la balanza a favor del ex diputado son sus buenas relaciones con los gremios agrícolas. Aunque su fuerte es la cercanía con la Sociedad de Fomento de Temuco y el Consorcio Agrícola del Sur, a los que asesoró en su relación con el Parlamento, una vez que abandonó su puesto como congresista, también tejió una red de contactos con el agro de la zona central. Según su propia confesión, a partir de su participación en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados mantiene una relación cercana con dirigentes como Luis Mayol, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, y Ronald Bown, de la Asociación de Exportadores.

Eso sí, el mayor peso específico de José Antonio Galilea está en su experiencia política, la que será muy necesaria en un gabinete más cargado a la vida académica y empresarial, y que tendrá que navegar con un Parlamento en el que la Coalición por el Cambio carecerá de mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.

"Galilea es un tipo que desarrolló amistades en todos los sectores políticos. Además, conoce muy bien el manejo interno del Congreso y tiene relaciones personales con muchos diputados y senadores", afirma un piñerista del área agrícola.

Para Piñera, Galilea es bastante conocido. Formó parte de su mesa directiva cuando dirigió Renovación Nacional.

Una cercanía que será muy útil para el nuevo ministro de Agricultura, pensando en las tareas que se vienen por delante.

Eso sí, no todo es miel sobre hojuelas para Galilea. En un gabinete marcado por la presencia de seis ministros con PhD, el nuevo jefe del Minagri sólo tiene un título de técnico en Agricultura.

"Sé que es una desventaja. Sin embargo, este cargo requiere de una importante capacidad para articular distintos organismos e intereses políticos. En ese aspecto, mi experiencia parlamentaria me ayuda. Además, está claro que en los temas que no conozco me voy a rodear de gente experta para asesorarme", afirma el nuevo titular del Minagri.

Mirada crítica a la Concertación

Aunque la petición del equipo de comunicaciones del nuevo gobierno es que los ministros entrantes sólo realicen declaraciones generales, sin ingresar en políticas específicas, José Antonio Galilea accedió a adelantar a Revista del Campo algunos de los ejes de su futura administración en el Ministerio de Agricultura.

Y el primer punto que llama la atención es su mirada al desempeño del Minagri durante los 20 años que la Concertación ha estado en el gobierno.

"El ministerio no ha tenido un mayor respaldo por parte de los Presidentes. Quedó completamente subyugado a Hacienda. Siento que hubo una indeferencia con el mundo agrícola y se lo vio más como un tema social más que productivo", afirma Galilea.

En todo caso, la intención del nuevo ministro de dar más poder al Minagri necesariamente deberá pasar el test del manejo del dólar y de las relaciones comerciales con Argentina. En esas batallas, los anteriores ministros de Agricultura se han supeditado a las decisiones de Hacienda.

"Uno de los compromisos del Presidente Piñera es tener un nivel del dólar que sea compatible con el desarrollo agrícola. Eso hará que el Ministerio de Hacienda se sintonice con ese objetivo", explica Galilea.

Un punto igual de espinudo es la política que seguirá el Gobierno frente a la llegada de harina de trigo y productos lácteos desde Argentina con precios subvencionados. Hasta ahora, la Moneda ha sido contraria a tomar medidas de resguardo demasiado enérgicas, ante el temor de dañar las relaciones con el gobierno trasandino.

Como asesor de los gremios sureños, Galilea fue un defensor de que la Comisión Antidistorsiones actuara en forma más rápida y enérgica para evitar la competencia desleal. Ad portas de asumir como ministro, advierte que su posición será la misma y que está dispuesto a hacer lobby al interior de la administración piñerista para llevar adelante esas medidas.

Equilibrio entre centro y sur

José Antonio Galilea explica que, como diputado, fue uno de los impulsores de las compensaciones para el agro por la firma del acuerdo comercial con el Mercosur. El monto fue de US$ 500 millones pagaderos en poco más de una década y se destinaría, principalmente, a fondos para mejorar el rendimiento de los suelos.

Esos dineros quedaron bajo la administración del Servicio Agrícola y Ganadero, bajo el acápite de Programa de Recuperación de Suelos Degradados. El problema es que el SAG comenzó a usar los fondos como caja chica para enfrentar emergencias sanitarias en la industria frutícola y viñatera. De esa forma, buena parte del combate a la mosca de la fruta y la lobesia en la zona central se hizo con platas destinadas originalmente al agro sureño.

Frente a ese conflicto de interés, José Antonio Galilea evita tomar partido. "Claramente se desvirtuó el uso de las compensaciones por el Mercosur. Pero que provenga del agro del sur no significa que voy a privilegiar una actividad en detrimento de otra. Mi compromiso es que existan fondos tanto para apoyar la mejora de los suelos como para combatir las plagas. No puede ser que haya que quitarle a uno para que el otro tenga como funcionar".

Dentro del manejo del Minagri, eso sí, el tema de las platas del SAG, es secundario. La gran tarea de Galilea, en términos de gestión, es el manejo del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap). Esa institución ocupa casi la mitad de todo el presupuesto ministerial.

Desde los partidos de centroderecha, por años se sindicó al Indap como una "caja pagadora de la Democracia Cristiana" y como vía de intervención política de ese partido en el mundo campesino.

José Antonio Galilea fue parte de esos críticos. Sin embargo, a punto de asumir como ministro, prefiere mantener un discurso más cauto.

"Conocí al Indap como parlamentario. Lo que tengo que hacer ahora es estudiarlo por dentro", afirma.

Aunque omite hacer una crítica directa al Indap, Galilea sí advierte que "hay que examinar si hay mayor conexión entre los recursos que maneja y la efectividad de ellos". A buen entendedor, pocas palabras.

Acento productivo en conflicto mapuche

No sólo la administración del Minagri tendrá elementos complejos para José Antonio Galilea. Dos temas quemantes de las agenda pública caerán directamente en el ámbito de acción del nuevo ministro: la liberalización de los transgénicos y la entrega de tierras a las comunidades mapuches.

En el primero Galilea tiene una posición clara. Hace dos años fue el autor intelectual de un proyecto de ley para ampliar el uso de transgénicos en Chile. De hecho, en esa ocasión argumentaba que era importante permitir que la producción local de cultivos transgénicos pudiera venderse dentro de Chile, cosa que hasta ahora está prohibida.

Sin embargo, el próximo mandamás del Minagri ahora prefiere hablar con un tono más cauto.

"Es un tema que hay que debatir. Estoy convencido de los beneficios de normar el cultivo de transgénicos, pero también estoy abierto a conversar con todos los sectores".

No menos polémica es la política de entrega de tierras a comunidades mapuches llevada adelante por los gobiernos de la Concertación.

La crítica que se le hace en el mundo agrícola es que esa medida no terminó con la violencia en la Región de la Araucanía y que muchos de las hectáreas traspasadas se volvieron improductivas.

Galilea evita pronunciarse si en el gobierno de Piñera se mantendrá o no esa política.

"Más que entregar muchas tierras, lo importante es hacerlas productivaspara que las comunidades mapuches salgan de la pobreza. En ese objetivo el Ministerio de Agricultura tendrá un papel central", concluye José Antonio Galilea.

La mirada de GalileaAgricultura Campesina"Se desató una verdadera campaña del terror durante la campaña presidencial. Dijeron que íbamos a cerrar el Indap, que terminaríamos con todos los programas para la agricultura campesina. Eso es falso. Estamos interesados en potenciar al mundo campesino e integrarlos al desarrollo".

Estabilidad"Más que una medida determinada, como, por ejemplo, cambios en la Comisión Antidistorsiones. Lo que los agricultores necesitan es un horizonte de estabilidad en las reglas del juego. Año tras años, ellos pelean por lo mismo: competencia desleal desde Argentina y la poca transparencia en la comercialización interna. Como Gobierno tenemos que apuntar a darles un marco que permita despejar esa incertidumbre".

Otros temas polémicosRiego y de recuperación de suelos"Lo que se ha hecho en los programas estatales de fomento al riego es positivo, se ven más pivotes y canales que se reparan. Sin embargo, en el tema de recuperación de suelos degradados todavía hay un espacio importante por mejorar"

Concentración en el retail agrícola"Comparto la preocupación de los agricultores. El tema de los fertilizantes, como en otras áreas de la economía, está muy concentrado y se ciernen riesgos cuando se producen fusiones de empresas".

 

Fuente: Revista del Campo - El Mercurio.

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